abril 29, 2024

¿Cuidando la investidura presidencial?

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jueves 16 de noviembre de 2023

“Las mentadas de madre son como las llamadas a misa”
Refrán popular

Carlos Mota Galván / @CarlosMotaG

El pasado 25 de octubre el huracán Otis tocó tierra mexicana, convirtiéndose así, en el fenómeno climático más potente que se ha presentado en las costas del Pacífico mexicano. Sin que aún se conozca el alcance total de los daños, sabemos ya de la muerte de 46 personas y que 58 más están desaparecidas; los daños, se calcula, ascienden a unos 15 mil millones de dólares y más de un millón de personas han sido afectadas.

Al entrar al detalle del desastre, se sabe que 70 por ciento de los cultivos en la zona afectada están en riesgo de perderse, que casi 278 mil viviendas resultaron afectadas, 11 mil 500 de las casas censadas por el gobierno están destruidas, que 80 por ciento del sector hotelero, principal fuente de trabajo para los acapulqueños, presenta diversos grados de afectaciones en sus instalaciones, que los hospitales ahora tienen una capacidad limitada ante los embates que sufrieron con el paso del meteoro, que aumentaron los casos de dengue en 50% respecto a la misma fecha del año pasado, etcétera, y un largo etcétera.

Acapulco y con él sus habitantes, tardarán en levantarse por lo menos un par de años a partir de ahora, por lo pronto a los damnificados les ha quedado clara una cosa, esa larga espera de reconstrucción tendrán que enfrentarla prácticamente solos, salvo por la muy loable ayuda ciudadana que, aunque limitada, les llega desde todo el país. Saben que con los gobiernos local y federal no podrán contar porque como lo dijo el propio presidente de la República: “la verdad de las cosas es que en Acapulco nos fue bien, no nos fue tan mal”, minimizando así los daños y pretendiendo darle pronta vuelta a la página, porque para qué destinar recursos extraordinarios cuando son sus obras y el ganar las elecciones lo que requiere más lana.

Tal decisión pinta de cuerpo entero a la presente administración, sus intereses están lejos de las personas a las que aseguran representar y después de hacerse presentes las muestras de inconformidad hacia el presidente, este ha decidido no poner un pie en Acapulco so pretexto de cuidar la investidura presidencial que ostenta. La deteriorada reputación de Andrés Manuel radica en que ha perdido el pudor, la vergüenza y la dignidad, aseguran sus opositores.

Critica, eso sí, que TV Azteca abra sus micrófonos a la población afectada por que es “para mentarle la madre”, acusó, quizá tema como andan las cosas, que esta oportunidad pueda ser usada por algunos e intenten superar lo acontecido en 2012 en Guadalajara cuando 5 mil personas se reunieron en la Plaza de Armas del lugar para establecer el récord Guinness por “la mentada de madre mas grande del mundo”, y eso sí que sería como dice un slogan de otro programa de la misma cadena televisiva, “Difícil de Superar”.

Regresando a la forma de enfrentar las cosas difíciles por AMLO, esta acción de pretender evadir la realidad no enfrentándola, es la misma que ejerció en el pasado cuando tampoco se quiso reunir con Julián LeBarón y Javier Sicilia pretextando también el guardar la dichosa investidura (la cual, en principio, él mismo ha rasgado con sus arbitrariedades), prefiriendo no acudir a donde le cuestionen sino dedicarse a oír loas y aceptando todo tipo de muestras de servilismo obtuso desde la comodidad de su mañanera, aun y cuando se le duerma aburrido, su mismo amigo, Manuel Bartlett Diaz.

O bien pasearse por Badiraguato, la tierra del Chapo (6 veces lo ha visitado desde que inició su administración), aunque ni el nombre del lugar pueda pronunciar, para escuchar vítores a su paso, antes que acudir con los malagradecidos acapulqueños que no aprecian el enorme esfuerzo que hace por ayudarles y que dudan que para diciembre ya estarán como si no hubiera pasado nada por el lugar.

Por cierto, la ONU recientemente ha declarado que, pese a la magnitud de los daños de Otis, el gobierno mexicano no ha solicitado ayuda internacional, o sea, como dice el dicho: ni hacen ni permiten hacer. Y cómo podría solicitar recursos al extranjero cuando su gobierno ha estado enviando asesoría y recursos económicos sin precisarse el monto de estos ni de dónde salieron, para apoyar en Argentina a su homólogo y amigo, Alberto Fernández, a que gane su candidato, Sergio Massa. Lo dicho, este es un gobierno de elecciones no de acciones.

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