mayo 15, 2024

La cumbre de los dos Líderes de América del Norte con López Obrador

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Por Luis Sunderland Méndez                                                  13 de enero del 2023

@LouSunderland

La esperada Cumbre entre México, Estados Unidos y Canadá el pasado martes 10 llegó, pasó y desafortunadamente nuestro país no la aprovechó. Mientras que los mandatarios Joseph Biden y Justin Trudeau vinieron bien preparados no solo a la reunión trilateral, sino a las sendas Visitas de Estado que tuvieron -Biden, el día 9 y Trudeau el 11- el mexicano se presentó como aquellos estudiantes que asisten al examen sin haberse preparado para hacer el mejor papel y obtener un óptimo resultado para el país.

Una cumbre, esta cumbre, era importantísima.

Se esperaba mucho de ella y López Obrador se confundió. Pensó que estaba bien entrenado porque todos los días improvisa no solo los temas, sino la manera de decirlos como le de la gana. Sin el menor rubor, inventa lo que sea con tal de no contestar a las preguntas.

¿Acaso Ebrard no lo puso en antecedentes de lo que enfrentaría en las bilaterales, pero, sobre todo, la trilateral?  Cuando nuestro canciller precisó que las tres naciones buscarían la continuación del proceso de integración regional sobre los principios de respeto, soberanía y cooperación de buena fe en beneficio mutuo, no le dijo a su jefe que esa era solo la manera de describir a la cumbre para la prensa, pero ya a puerta cerrada, los visitantes traerían una agenda muy específica.

Fue muy obvio que AMLO no entendió y terminó por no identificar a lo que se enfrentó. El norte americano y el canadiense lo apretaron de tal manera que cuando se fueron de la Ciudad de México, el presidente todavía no asimilaba el no entender que se le fue la oportunidad de incorporar a México de buen grado a lo que Ebrard se refería cuando mencionó lo de cooperación.

Lo penoso es que sus actitudes desde el inicio hasta el final dejaron mucho que desear. La prensa de los dos países fue testigo no solo de la pobreza de experiencia y de conocimientos del mexicano, sino de su egocentrismo. Él no ha comprendido que lo que pretenden los visitantes, es que, a la voz de ya, haya una verdadera uniformidad de criterios y de acciones que permitan que América del Norte se consolide como la región más importante en el mundo. AMLO hablaba de integración Latinoamérica y el presidente Biden le tuvo que aclarar que la cumbre era para la consolidación de los objetivos de los tres países que forman el Norte de América.

Tenemos que agradecer a los mandatarios de ambos países su extrema paciencia y tolerancia en las diferentes reuniones que se llevaron a cabo. Un ejemplo fue la conferencia de prensa trilateral en la que ya de plano López perdió el piso y se sintió en el salón Tesorería en una de sus mañaneras y literalmente impidió que los visitantes contestaran a las preguntas de sus propias fuentes que los acompañan. 

Hemos escuchado diferentes opiniones del papel que López hizo en la cumbre y de sus resultados. Desde que fue exitosa para los tres presidentes o solo para dos. Por ejemplo, Fernando Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, muy optimista dijo que México se incorporaba ya a una integración con nuestros vecinos del norte.

En lo particular, nosotros albergamos muchas dudas de que López Obrador acepte de buen grado coadyuvar en el desarrollo productivo de la región y como dijo el analista Raymundo Riva Palacio, y que se olvide de sus ansias de convertirse en el nuevo Simón Bolívar del siglo XXI. Los socios ni siquiera lo voltearon a ver.

A pesar de la cantidad de contradicciones que se vieron, lo que sí se puede asegurar es que la integración de América del Norte va, los otros dos jefes de estado están dispuestos a esperar incluso al próximo sexenio y López se vaya.  Incluso, si AMLO se opone a lo que los empresarios canadienses le expondrán en fecha próxima -si es que se da la reunión con ellos porque se comprometió con Justin Trudeau a hacerlo- lo verdaderamente importante sería que se aprovechara al máximo el momento que estamos viviendo y convertirnos por ejemplo, en el principal productor de semiconductores del mundo.

Bueno, aunque esto sería como tener más de cinco Pemex en México.

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