mayo 06, 2024

Ciencia y tecnología, el corazón político de China

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Angélica Rendón

Cuando se ve la grandeza económica de China -crecimiento del producto interno bruto (PIB) anual en 2021 de 8.1 por ciento, el de Estados Unidos en el mismo periodo, de 5.7 por ciento, y el de México de 4.8 por ciento, según datos del Banco Mundial- debe verse con gran atención cómo la agenda política de ese país se vuelca sobre la ciencia y la tecnología, erigiéndola como una política de Estado.

Esto ha sido notorio en el vigésimo congreso del Partido Comunista en Beijing, que finalizó el domingo, una actividad que sucede cada quinquenio, donde el presidente Xi Jinping puso los puntos sobre las íes y definió que su país debe “considerar la ciencia y la tecnología como nuestra principal fuerza productiva, el talento como nuestro principal recurso y la innovación como nuestro principal motor de crecimiento”.

El Partido Comunista envió un mensaje al mundo, para quien lo quiera escuchar: el Politburó, órgano de toma de decisiones, cuenta ahora con seis de los 25 miembros con formación científica, en comparación con solo un miembro en el Politburó anterior. Y Xi Jinping fue reinstalado como secretario general del partido por un tercer mandato, rompiendo una convención establecida hace cuatro décadas. Desde luego hay que tener en consideración el entorno económico geopolítico y la dura lucha versus las innumerables barreras impuestas por Estados Unidos en las que China habría confiado para construir su economía de innovación.

Los más recientes controles sucedieron a inicios de octubre, cuando Estados Unidos introdujo nuevas restricciones a las exportaciones a China de tecnología avanzada de semiconductores, junto con equipos de fabricación y conocimientos técnicos. El presidente Xi por eso fue claro en la importancia de la autosuficiencia en ciencia y tecnología. Esto apunta de manera diáfana a una mayor inversión en industrias estratégicamente importantes, como la fabricación de semiconductores, la economía digital, la computación cuántica y la biomedicina.

La lectura de esta decisión significa, según analistas, que continúe la inversión épica de China en ciencia. El año pasado China gastó 386 mil millones de dólares en investigación y desarrollo, es decir, 2.4  por ciento de su PIB. Asimismo, el plan quinquenal más reciente del país apunta a un aumento cada año -de 2020 a 2025- de más de 7 por ciento. De mantener esa tendencia hasta 2035, la intensidad de investigación y desarrollo de China podría alcanzar la paridad con el promedio de los países de la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE), que ha llegado cerca de 2.7 por ciento, según datos de Nature.

Ya se sabe que en política la forma es fondo, y otra evidencia de la importancia de la ciencia y la tecnología se refleja, a decir de Jing Qian, director del Centro de Análisis de China del Asia Society Policy Institute en Nueva York, es la frecuencia con la que aparece el término en el informe escrito del congreso: 44 veces, en comparación con 17 veces en el informe de 2017, 16 veces en 2012 y 15 veces en 2007.

Qian también encontró que unos 42 funcionarios con títulos formales y experiencia laboral en ciencias han sido seleccionados para el Comité Central, organismo que incluye entre otros al Politburó. Esto es un reflejo de lo que sucede en el país. Xi señaló en su discurso que China ya tiene “la mayor cohorte de personal de investigación y desarrollo del mundo”.

Para los investigadores hay un marcaje importante respecto de cómo China planea asignar fondos. Hay quienes consideran que el grueso del dinero deberá destinarse a la investigación fundamental, y las empresas deberán asumir una mayor parte de esa inversión, que hasta ahora proviene principalmente del gobierno. De hecho, el informe mostró particular énfasis en el importante papel del sector empresarial en la asignación de inversiones en investigación y desarrollo.

Para nadie es secreto que el gobierno central ha estado interviniendo cada vez más en la dinámica del mercado, y esto continuará. Por ello, la mayor parte del dinero seguirá fluyendo hacia los investigadores de las empresas estatales, las principales empresas de tecnología y las mejores universidades, y menos a las empresas y universidades más pequeñas. Trascendió en el informe del domingo que China priorizará, entre otras áreas, la investigación aeroespacial, incluida la ciencia espacial, la defensa, el cambio climático, la energía limpia y la agricultura.

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2 Comments

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