mayo 16, 2024

Ayotzinapa, pesadilla que persigue al gobierno federal desde hace 8 años.

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Luis Sunderland Méndez

Este gobierno federal que padecemos todos hoy en día, inició con el estilo que lo ha caracterizado durante toda su gestión, prometiendo y ofreciendo sin una verdadera estrategia bien delineada que llegue a una conclusión certera, definitiva y creíble. Lástima que en un caso tan terrible como el de los normalistas de Guerreo, su ligereza e improvisación, este ahora en peligro de desbordarse.

La desaparición forzada de los 43 normalistas en 2014 es una tragedia nacional que se mantendrá por muchos años vigente en nuestra vida como sociedad. No podemos voltear la cara y dejar de ver que esos jóvenes estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, si bien es cierto que estaban en acciones que de ninguna manera eran correctas, secuestrando camiones para ir a boicotear un evento municipal en Iguala, y que incluso, nadie lo sabe a ciencia cierta, podrían haber estado algunos vinculados de alguna manera con el crimen organizado, no merecían de ninguna manera tener un destino tan cruel como el que encontraron.

Todavía se recuerda a algunos funcionarios federales de aquel entonces decir que eso era un problema local y que debería de ser arreglado por el gobernador y los munícipes. Que gran equivocación, ese pasaje marcó definitivamente el fin de la credibilidad y de la solvencia de la Presidencia de Enrique Peña Nieto.

Cuando terminó su sexenio, todos se fueron a casa, no sé qué tan tranquilos, pensando que la verdad histórica de Jesús Murillo Karan, hoy detenido, cerraría el expediente y a otra cosa. Pero que equivocados estaban, porque los que llegaron, encabezados por Andrés Manuel López Obrador, lo primero que ofrecieron fue precisamente esclarecer ese tan impresionante suceso.

Es ahí, donde pareciera que, al actual gobernante, le está fallando el cálculo, ya que las diferencias que trajo consigo el dictamen del subsecretario Alejandro Encinas, no dejaron contentos a nadie, ni a los padres, ni a los implicados, e incluso a los que lo rindieron, nadie está de acuerdo. El único que dice que lo está es el presidente. El Ejercito mexicano quedó manchado de una manera escandalosa y más ahora que el tema de la militarización está tan caliente, la renuncia del Fiscal especializado Omar Gómez Trejo hecha de una manera terminante por no estar de acuerdo con la actuación ni del señor Encinas, ni de su jefe Alejandro Gertz Manero.

Después los contrasentidos de dejar a solo 4 militares, uno de muy alto rango y prestigio, el General José Rodríguez Pérez, y tres más de rangos inferiores y nulificar las ordenes de aprensión contra 16 militares. Se supo que el mismo General secretario Luis Crescencio Sandoval se hizo acompañar de 4 generales y de frente le dijo a su jefe, que es nada menos que el presidente, que pusiera orden al ataque contra las fuerzas armadas.

El fracaso de la 4Ten materia de seguridad, es de una terrible consecuencia, no ha estado ni estará en condiciones de garantizar a los mexicanos el mínimo de seguridad. El gobierno dobló las manos y claudicó. Ha dejado que los carteles del crimen organizado campeen a sus anchas en casi la totalidad del territorio nacional, y si a eso se adiciona el que tanto el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional no intervengan en la gran mayoría de los casos y cuando lo hacen, es ridículo su actuación, el resultado no es nada que nos de tranquilidad a los mexicanos. Necesitamos que el Presidente se dé cuenta de que las fuerzas federales son para proteger y cuidar las fronteras y el territorio nacional, de ninguna manera para cuidar que no nos asalten o nos secuestren o nos impidan trabajar en algún negocio y los extorsionen o nos asesinen.

La sociedad debe presionar al gobierno para que la Guardia Nacional tenga un mando civil. Debe de permitir que los gobiernos estatales y municipales, puedan solventar el costo de la preparación, armamento y equipo para fortalecer la seguridad en el interior del país. Presionar a los gobernadores a que se pongan a trabajar para que estos a su vez, hagan lo mismo con los munícipes y por último, los miembros de la Guardia Nacional, deben de definir si se quedan en la policía civil o regresan al Ejército y a la Marina.

Si no es así, solo tendremos que el próximo jefe del ejecutivo, no podrá hacer otra cosa que patear el bote y echarlo para adelante. Hay que proteger a nuestras fuerzas armadas y no desgastarlas más de lo que esta administración lo ha hecho.

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