noviembre 23, 2024

HISTORIAS EN EL METRO: TERRITORIO DE PAZ 

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Por Ricardo Burgos Orozco 

Desde hace algunos meses me ha tocado viajar frecuentemente a la estación del Metro Mixcoac porque de ahí transbordo hacia otros sitios de la Ciudad de México, tanto a Barranca del Muerto como hacia Tacubaya y a otras líneas en vista de la suspensión del servicio en la Línea 12, que por cierto, todavía no tiene fecha de reinicio.

Mixcoac está ubicado en una zona muy populosa de la capital, al poniente. Significa “serpiente en la nube” del nombre náhuatl mishtli o mixtli, que significa nube y coatl, serpiente, culebra o víbora. Cercana está la avenida Patriotismo y Periférico y miles de personas van y vienen sin descanso todo el día tanto en el Metro con en las líneas de transporte, que van hacia otras zonas cercanas.

Cada vez que entró a la estación, observó que en sus paredes están escritas frases del célebre Octavio Paz, poeta y ensayista mexicano ganador del Premio Nobel de Literatura en 1990. De acuerdo con la Academia Sueca el Nobel fue entregado por su escritura apasionada y de amplios horizontes.

Leer los escritos plasmados en los espacios de la terminal me recordó las estaciones emblemáticas que he visitado y que permiten que el transporte no sea únicamente para viajar sino para disfrutar de los recorridos como en División del Norte, dedicado a los autores y compositores de México con cientos de fotos de ellos en sus pasillos y con un karaoke que dejó de funcionar cuando empezó la pandemia en marzo de 2020.

Lo que no sabía y me enteré hasta hace poco que Octavio Paz vivió muchos años en Mixcoac; aquí, en los lugares emblemáticos fue precisamente de donde se inspiró su poesía y su prosa. Sus escritos son reflejo de su experiencia de su infancia y de su juventud.

En los poemarios “Vuelta” y “Pasado y claro” Octavio Paz mitificó al pueblo de Mixcoac. El pueblo actúa como símbolo de la añoranza del Nobel. Dicen que venía de un largo viaje cuando escribió esos poemas.

El Nobel vivió en Mixcoac de 1914 a 1937 luego de que su madre huyera del centro de la Ciudad de México para alejarse de los peligros de la Revolución Mexicana.

Cuando Octavio Paz ganó el Nobel de Literatura en 1990, en un discurso que leyó a los presentes, subrayó el gran significado de Mixcoac en su vida. Narró en ese momento los recuerdos muy presentes de su existencia en el barrio transportándose con la memoria por calles, iglesias y plazas. Dicen que seguía yendo continuamente.

Lo que era un pueblo en la infancia y juventud de Octavio Paz, ahora es un conjunto de colonias donde habitan miles de personas y otras tantas circulan todos los días por el lugar, aunque seguramente para él siempre se quedó como su hogar que alguna vez describió: “En Mixcoac, pueblo de labios quemados, sólo la higuera señalaba los cambios del año. La higuera vestida de un sonoro vestido verde y los otros seis carbonizada ruina del sol de verano”.

Octavio Paz falleció de cáncer de huesos en abril de 1998, pero su recuerdo está ahí en la estación Mixcoac. No cabe duda, el Metro también es cultura.

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