Arturo Zárate Vite
Lo que están haciendo partidos y dirigentes cuando convocan a periodistas no son conferencias de prensa sino mítines políticos.
El líder, candidato o candidata, llega acompañado de su séquito y simpatizantes, que se colocan a su lado y a sus espaldas como una expresión de fortaleza, intolerante y agresiva.
Están listos para abuchear y hasta reírse de preguntas que consideran incómodas, porque creen que, de esa manera, resguardan a su jefe o jefa. Una forma de amedrentar a informadores.
Los periodistas con más experiencia y antigüedad, ni se inmutan ante ese tipo de manifestaciones, hacen sus preguntas sin importar que no sean del agrado del conferencista y acompañantes.
Sin darse cuenta, los aduladores y aduladoras solo exhiben la debilidad de su dirigente, que no está ni preparado ni entrenado para responder toda clase de preguntas.
El colmo es que llegan al extremo de seleccionar previamente a los que van a preguntar. Procuran que la mayoría represente a empresas mediáticas afines y, agregan uno o dos periodistas de medios críticos, que acallarán si consideran sus planteamientos agresivos.
A ningún político o política le agradan las preguntas incómodas. Ven hasta como enemigos a periodistas que las hacen. Olvidan que responden a una línea editorial, de la empresa que les pega su salario. Muchas veces las preguntas están más que justificadas porque buscan se aclaren imputaciones e irregularidades en el servicio público o casos de corrupción.
Quienes ahora aspiran a gobernar México, un estado, municipio, ser diputado o senador, en nada les beneficia tratar de ocultar debilidades con acciones que atentan contra la transparencia y el derecho a la información. Si creen que protegidos con aplaudidores y porristas va a ganar imagen o sumar votos, se equivocan. Todo lo contrario. La sociedad toma nota de los temas que eluden.
Cada vez son menos los políticos y políticas que tienen la formación para llevar a cabo una verdadera conferencia de prensa, responder a todas y cada una de las preguntas que les hagan.
Tampoco se trata que respondan cualquier ocurrencia, porque luego resulta, como admitió una de las candidatas que aspira a la presidencia, la riegan o pendejean, quedan peor.
Si bien un político o política es imposible que domine todos los temas, el entrenamiento de medios (“media training”) le puede ser de gran ayuda para comunicarse con periodistas.
Excluir a los que no le agradan al jefe o jefa, incluir en la lista para preguntar nada más a los amistosos, reducir el número de preguntas o de plano evitar la realización de conferencias de prensa, revelan el límite y la estatura de quienes aspiran a ocupar un cargo público.
En cambio, aquel o aquella que responda todas las preguntas, sean cómodas o incómodas; acepte la participación de la mayoría o la totalidad de quienes quieran cuestionarlo o cuestionarla; demuestre en los hechos y dichos ser partidario de la transparencia y hago efectivo el derecho a la información de la sociedad, sin duda ganará puntos para la elección que viene.
Según redes sociales e instituciones académicas, conferencia de prensa es: reunión de periodistas frente a una figura pública o figuras públicas que han convocado para hacer declaraciones, estableciendo de antemano si aceptaran o no preguntas.
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