Ricardo Burgos Orozco
Me subí en la estación Insurgentes Sur una mañana de sábado. Iba hacia Ermita. De pronto escuché un ladrido. Una señora con su hijo de unos diez o doce años traía una pequeña jaula y dentro de ella un perro Chihuahua color café, que no dejaba de ladrar; estaba muy inquieto encerrado. Lo bueno es que era sábado y había menos gente de la normal.
Como iban cerca de mi sentados, mamá e hijo, y yo a un lado parado en una de las puertas del lado contrario a la salida, empecé a charlar con ellos. Me dijeron que acababan de adoptar a su mascota con apenas tres meses de vida; una hermana de la señora se las entregó y su hijo iba feliz porque nunca había tenido un perrito.
¿Cómo le van a poner? Les pregunté. El chavo inmediatamente me contestó ¡Bruno! ¿Por qué Bruno? Es un nombre que siempre me ha gustado para una mascota. Se oye como tierno y al mismo tiempo como bonito, me dijo el niño.
Les platiqué que de chamaco yo tenía tres perros. Uno era “Collarín”, otro “Rojo” y uno más “Quique”. Todos de raza criolla, pero mis cuatro hermanas los adoraban. Se fueron muriendo poco a poco y en cada fallecimiento había un drama en casa. Por eso, mi mamá decidió no volver a tener mascotas cuando se murió el tercero.
El niño me contó que pensaban al principio ir a adoptar al albergue del Metro, que está en la colonia El Rosario, en la alcaldía Azcapotzalco, pero cuando su tía le ofreció regalarle a Bruno, entonces ya no tuvo que buscar por otro lado. Les confesé que yo no sabía de la existencia de ese lugar. Me bajé en Ermita y mis amigos de ocasión siguieron hasta Atlalilco. El albergue o Centro de Transferencia Canina del Metro está en Avenida de las Culturas sin número, colonia El Rosario, Azcapotzalco.
Al rato averigüe que el Centro de Transferencia Canina cuenta con un buen número de perritos rescatados y que se ofrecen gratuitamente en adopción a cualquier familia que lo desee, siempre y cuando cumpla con algunos requisitos como presentar una identificación, que puede ser la credencial de elector y un comprobante de domicilio. Posteriormente se programa una visita a la casa del interesado y si reúne los requerimientos para tener una mascota, se le entrega sin ningún costo. El lomito lo entregan bañado, esterilizado y desparasitado
Todos los perritos que se encuentran en el Centro de Transferencia Canina fueron encontrados o rescatados dentro o en las inmediaciones de las estaciones del Metro. Como dato curioso, los animalitos llevan nombres relacionados con el lugar donde fueron localizados. Hay que reconocer tristemente que la mayoría no llega a ser adoptado.
Quise pedir más información de este servicio y mandé un correo hace dos semanas a ctc@metro.cdmx.gob.mx, pero hasta ahora no me han contestado. Mi idea es hacer mayor promoción de esta noble labor del personal del Sistema de Transporte Colectivo. De acuerdo con la página del Metro, también se pueden hacer donativos de artículos que se necesitan en el albergue como etiquetas de identificación, guantes de látex, suéteres, jeringas, almohadillas para dormir, peluches y vendajes, entre otros.