
El poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado o explota.
Por Carlos Mota Galván
Cuando se ha saboreado las mieles del poder y se está a punto de ya no seguirlas disfrutando, el adiós no es fácil, máxime cuando el panorama está lleno de nubarrones y se está a punto de pasar de un ego desmedido, de un narcisismo inflado, a un oscurantismo total, a ser visto como un cartucho quemado que ha perdido toda utilidad y que está destinado al olvido.
Así el presidente del Senado en México, Gerardo Fernández Noroña vive sus últimos días al frente de la Cámara alta.
El ahora morenista, antes petista y otrora perredista, ha convertido su posición en una representación de vodevil que lo mismo se encara con otros senadores de oposición a quienes incluso ha mandado apagar el micrófono cuando hacen el uso de la palabra en tribuna so pretexto de defender el respeto al recinto(¿), así como a políticos, estudiantes, colectivos de madres buscadoras o ciudadanos en general.
Imposible olvidar los desacuerdos protagonizados entre este y pobladores de Ocuilan, Edomex, quienes le reclamaban por la tala de árboles en la zona y la inutilidad de quienes deben hacer algo por desactivarla, o como con el ciudadano a quien obligó a pedir una disculpa ante “su corte” por supuestas ofensas amenazando de qué sino lo hacía iría a la cárcel. O las muchas ocasiones en que tuvo enfrentamientos con sus pares en plena Cámara.
Esta política de destrozar todo lo que le incomode tuvo su culminación con los ataques que protagonizó contra el senador norteamericano Eric Schmitt por su propuesta de aumentar el impuesto a las remesas, una decisión de política interna como quiera que se le vea y alentar las protestas violentas en Los Ángeles, California, en lugar de buscar acuerdos bilaterales, ponderando la inutilidad de esta medida.
Por cierto Morena realizó un ejercicio de para saber quién es el vocero, oficial o no, más mediático de la 4t según dio a conocer Mario Maldonado, y el ejercicio lo ganó ampliamente Noroña, con la salvedad de que el 80 por ciento de sus menciones en medios fueron negativas, afirma el periodista.
Es decir, un chivo en cristalería sería menos dañino no solo para el país sino incluso para este movimiento de transformación, por algo sus otrora patrocinadores PT, en su reciente congreso nacional a fines de abril, le corrieron a gritos y chiflidos, por más que el personaje aludido manifieste que todo fue una trampa en su contra.
Noroña ha venido perdiendo el piso desde que sintió que se “la debían” por el apoyo prestado a la causa, y esto se acrecentó cuando le etiquetaron como precandidato a la presidencia de la República en 2024 por la 4t, nominación que solo él se la creyó, dándole de paso alas para terminar de desarrollar el síndrome de hubris ( subtipo del trastorno narcisista) que ocasiona en su personalidad un ego desmedido, arrogancia y narcisismo.
Como quiera que sean las cosas, en Morena parece han comprendido que a este personaje ya no se le puede sacar más, y por el contrario, al estarse convirtiendo en un lastre, incluso con los Estados Unidos de Norteamérica, es preferible nombrar en la presidencia de la mesa directiva del Senado a otra figura que les sea más útil y dejar al rijoso solo en su calidad de uno más de los 128 integrantes que componen la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión.
Muchas querellas buscó este personaje a su paso, sus incongruencias por todos vistas y su incapacidad para sortear las diferencias aplicando solo la política del garrote contra quienes disienten, seguramente no le aseguran ningún sitial de honor, ni entre los suyos.