abril 27, 2024

2024, año incierto

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“La avaricia es como el fuego, cuanto más leña, más arde”
Refrán popular

Carlos Mota Galván / @CarlosMotaG

Desear a otros un buen año es una costumbre que hemos arraigado en nuestra cultura cuando un nuevo año hace su aparición en nuestra existencia, buscando con ello el ideal de la cultura hedonista cuyo objetivo central es pasarla bien, disminuyendo el dolor, como si eso fuera posible por el solo hecho de desearlo, así pues, esta premisa resulta engañosa per se, pretendemos que el futuro será positivo por default, cuando en realidad tendremos que vivir cosas buenas y malas y lo que hagamos con ellas definirá el resultado que obtengamos.

El de 2024 será un año muy especial, 3 mil 994 millones de personas en todo el mundo renovarán sus gobiernos e instituciones. 74 países, 27 de la Unión Europea y 47 más del resto del mundo, entre ellos México, Estados Unidos de Norteamérica, e India, por citar algunos, renovarán a sus dirigentes políticos, es decir, casi la mitad de los habitantes del planeta estarán inmersos en procesos electorales.

Ciro Murayama, economista, profesor de la UNAM y exconsejero del INE, recientemente publicó unas consideraciones respecto al reto que representa una elección como la que viviremos en nuestro país este año. A su parecer, salvar la integridad de las elecciones en curso, depende de tres factores centrales: un padrón confiable, casillas instaladas por ciudadanos independientes y la difusión oportuna y transparente del veredicto ciudadano.

El padrón y la difusión final están en buena parte salvaguardados por la férrea defensa que se realizó contra el plan “B” presidencial que pretendía manipular la lista nominal y organizar una elección a modo que pudieran manejar a su antojo. El punto que se percibe como preocupante, se piensa, radica en la selección de funcionarios de casilla y la vigilancia que deben hacer los partidos políticos en la jornada electoral en cuestión.

Porqué es tan preocupante la elección de funcionarios de casilla, uno es por la apatía mostrada en ocasiones por los seleccionados por insaculación que optan por no acudir a cumplir con esta función y dos porque como lo escribe el propio Murayama, desde 2022 el INE ha detectado operadores políticos del gobierno, los “siervos de la nación”, que buscan enrolarse como funcionarios de casillas y así llevar agua a su molino.

Hoy como nunca es vital que la ciudadanía cumpla con su parte, que se apropie de su elección, que cuide que el resultado final sea aquel por el que optaron y no por el que pretenden imponerles, el trabajo técnico y operativo del INE esta sustentado en su estructura profesional, el de la población, debe estarlo en su deseo que elección libre y soberana.

El pasado martes se registro una balacera en Rojo Gómez, en la alcaldía Iztacalco, dejando dos personas muertas, 10 detenidos, decomiso de 5 armas y tres heridos, entre ellas una menor de edad, presuntamente por un enfrentamiento entre policías y extorsionadores que cobraban derecho de piso a los comerciantes del lugar. Al día siguiente, esta romería navideña, continúo funcionando como si nada hubiera pasado ahí.

En México nos hemos acostumbrado tanto a la violencia, a la cultura de la tranza, de la chapucería, que esto y otras acciones semejantes las vemos como algo natural, será igual con las próximas elecciones o los indecisos (quienes con su voto o abstención decidirán el resultado), tomarán conciencia del hecho y dejarán de lado su apatía, o bien, al día siguiente de las elecciones actuarán como los clientes y compradores del mercado antes mencionado, como si nada hubiera pasado y a seguir igual, ¿sólo quejándonos de nuestro destino?

Por lo pronto, en nuestra carta a los Santos Reyes bien valdría la pena pedir una dosis extra de conciencia, como dice la canción que interpretaba Mercedes Sosa: “que la guerra no me sea indiferente. Es un monstruo grande y pisa fuerte…”.

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