mayo 10, 2024

Removiendo escombros: Cuando la Ley es “mi ley”

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“La viuda rica con un ojo llora, y con el otro repica”
Refrán popular.

Carlos Mota Galván / @CarlosMotaG

Para quien vive en una comunidad, desde niños, se nos enseña que la Ley tiene por objeto el regular el comportamiento de los individuos, reforzar los valores sociales y proteger a las personas, que las leyes deben siempre cumplirse de manera estricta con el fin de establecer los parámetros de conducta que permitan el equilibrio y la convivencia dentro de la sociedad y que ningún interés personal debe estar por encima de su cumplimiento.

Con los años nos damos cuenta que ese ideal, lamentablemente, siempre podrá ser pervertido o corrompido, y que el poder económico o político pueden torcer el espiritu de estas reglas que para su reglamentación costó la vida y el esfuerzo de muchas personas en el pasado. No obstante, para quienes aspiramos a vivir en sociedad nos queda claro que para conseguir un desarrollo donde no prevalezca la ley de la selva, la ley del poderoso, del mas fuerte, o timado, debemos velar por respetar y hacer respetar el marco jurídico que nos rige, decía Bertolt Brecht: “qué tiempos serán los que vivimos que es necesario defender lo obvio”.

Este principio, que para quien fue contratado para buscar el bienestar de todos, incluidos aquellos que no forzosamente comulgan con él, debería de traerlo mas que tatuado en su ser, ser un dogma de vida; sin embargo, hoy como nunca y solo basta echarle un ojito a las noticias del día, se aprecia todo lo contrario. El desprecio, odio y rencor contra aquellos que osan disentir con “su visión”, son atacados, vilipendiados e incluso encarcelados.

Sin entrar en describir cada caso, pues para ello ya corre mucha tinta al respecto, diremos que para la presente administración el peor delito que se puede cometer en este país es disentir con quien lo encabeza. Se puede hacer casi cualquier cosa menos afirmar que el teatro que han montado sea en realiad una vulgar producción de carpa que busca solo proteger y enriquecer a sus cercanos.

Para quienes opinan diferente, los epítetos sobran: aspiracionistas, clasistas, fifís, déspotas, hipócritas, neoliberales, ladinos, saqueadores y un mil más, para los suyos, aún cuando han mostrado incompetencia, corrupción y lambisconería, los calificativos son otros: patriotas, hacedores del cambio, defensores de los desprotegidos, bueno hasta a algunos los nombro como Siervos de la Nación por ayudar a organizar y coordinar a los derechohabientes de los programas integrales del Bienestar.

“Las mañaneras” han sido el trampolín perfecto para posicionar su agenda, atacar a quien desea, encumbrar a quien considera necesario, etcétera, en otras palabras el instrumento de propaganda personal del Presidente de la República; sin embargo, en la medida de lo posible, este espacio que debiera representar un ejercicio de transparencia y de rendición de cuentas (a pocos periodistas les permiten participar), los de a de veras, no los paleros, han logrado cuestionarle algunos comportamientos u acciones emprendidas por él y sus cercanos, y ello ha abierto boquetes, aun sean momentáneos, en la nave que capitanea.

La mar está embravecida, los escándalos se suscitan a diario, cuando no es por los libros de texto, confeccionados por “especialistas” que buscan adoctrinar que no educar o el más reciente escándalo, que no el último pues a diario surgen nuevos, de Rosalinda López Hernández, segunda del SAT y hermana de Adán Augusto y también esposa del gobernador de Chiapas, a quien se le acusa de haber construido una red de empresas fantasma y a cuyos bolsillos llegaron contratos por casi 500 millones de pesos.

Para colmo, su campaña de desprestigio contra la “señora X” o la innombrable como recientemente bautizó a Xóchitl Gálvez, le ha salido al revés logrando hacerla crecer, acercándola cada vez más a sus corcholatas en la lucha por la Presidencia de la República. A AMLO le urge descarrilarla, más ahora que fue quien obtuvo el mayor número de votos en la encuesta de los candidatos del Frente opositor. Habrá que estar muy atentos a su reacción, de una cosa estamos seguros, es capaz de cualquier vileza.

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