mayo 20, 2024

La presión los hace vulnerables

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Carlos Mota Galván

“El fin de una era es el momento de transición entre aquello que fuimos

y lo que queremos ser en la vida” 

No se necesita gran ciencia para percatarnos que conforme transcurren los últimos días antes de las elecciones, el presidente se muestra más irritable, descolocado, desesperado, lo que le lleva a emprender acciones tan absurdas que éstas avivan el ánimo en sus opositores y crean incertidumbre entre los suyos. 

Los hechos diarios muestran su rotundo fracaso y se precipitan cual naipes, después de haber formado una pirámide con cartas que pensó estaban férreamente construidas, pero olvidó que con un simple soplido, su creación sería vulnerada, tal y como ocurrió.  

Así, la aparición de dos libros en las últimas semanas: “La Historia Secreta” de Anabel Hernández y “Los Puntos Sobre Las Íes”, de la académica, politóloga, investigadora, María Amparo Casar, figura crucial en la construcción de nuestra democracia, han puesto al jefe del Ejecutivo contra la pared, tratando de defenderse y lo único que se le ocurrió es, envilecer la investidura presidencial, esa que él mismo asegura cuidar, desacreditando a ambas y ocupando la fuerza del estado para denostar e iniciar un procedimiento jurídico contra la segunda. 

Esta vileza dónde autorizó se publiquen datos personales, protegidos supuestamente por la ley que juro defender, acaban con la figura de “estadista” que siempre ha buscado construirse, al presentarlo como es: un picapleitos cualquiera, que utiliza el poder que ostenta para buscar salirse con la suya. 

El desespero es tal, que mando a “su elegida” a declarar que las elecciones del 2 de junio en realidad sólo son “un trámite” para entregarle la presidencia de la República; una vez más, el mismo juego tan desgastado, pretenden crear desánimo en la población para que esta se resigne y no salga a votar. Esta ha sido desde el principio su estrategia, sin embargo, ha sido tan reiterada y son tantos los indicadores del fracaso gubernamental obtenidos, que sus dichos bien pudieran en esta ocasión ser más un acicate a participar que un estímulo a la apatía. Paralelo a este “triunfalismo”, la violencia, sino orquestada, si aplaudida, pretende infundir miedo y con ello la posibilidad de un manejo a favor de los candidatos oficiales. La situación se les complicará en la medida que se dé una participación nutrida, una votación mayor al 65 por ciento del padrón, significa que el pueblo quiere un cambio, y decidió salir a buscarlo. 

No obstante, en muchos estados o ciudades el crimen organizado ha cumplido con su propósito: o bien hacer que renuncien los candidatos que les son inaceptables, o eliminarlos definitivamente, como lamentablemente ha ocurrido en cerca de 20 casos en este proceso. En Tabasco, 308 personas ya renunciaron a ser funcionarios de casilla por temor a que les pase algo, en Nuevo León, Linda Padilla, candidata a la alcaldía de Guadalupe, renunció tras ser baleada su camioneta y pidió perdón a sus militantes por no tener el valor para enfrentar este proceso, dos casos, de muchos, que abonan a esta locura que estamos viviendo. 

En los próximos días seguramente se incrementará la verborrea contra aquellos que alzan la voz o incluso la violencia contra los mismos. Nos queda un último tramo que recorrer dónde habrá que ver si ceder o mantenerse firmes en restituir la democracia en el país es la consecuencia de nuestras decisiones en sociedad, usted que nos lee, ¿ya reflexionó de qué lado se colocará? 

Es un hecho tangible que la candidatura de la oposición ya creció, de no ser así ¿para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo? Las últimas declaraciones de López Obrador donde critica y cataloga como desagradecidos a los habitantes de la capital del país por estar su contra, llamándoles fifis, aspiracionistas, los más derechizados y conservadores de México, muestran que, por lo pronto, aquí, el rostro de la derrota ya lo visitó y no le gustó nada su forma de presentarse. 

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