mayo 08, 2024

Sesiones de tí… Lugares donde ya no estás…

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Alejandro Evaristo

El loco tiene todo frente a sí.

Puede ir en un instante al límite del universo y volver en menos de un chasquido al centro de su muy particular mundo y cosmología. Pudo haber despertado con la ensoñación de cientos de violines revoloteando en el ambiente e ignorar, pero es capaz de disfrutar la hermosa sinfonía de un solo gorrión traída esta mañana desde el otro lado del valle. La visión del cielo no significa nada para él, pero puede pasar horas observando insectos en las plantas vecinales para tratar de hallar sentido y respuestas a preguntas cuya formulación aún no se ha planteado, aunque puede verlas en los caparazones y el reflejo del sol en las alas de esos pequeñísimos seres.

A veces le hablan.

A él no le importa saber, analizar, entender.

Actúa en consecuencia y por impulso y no se conforma con pequeños acercamientos: la verdad por descubrir requiere su atención y por ello va por todo con todo, sin medir consecuencias o limitar necesidades. Desea, anhela y actúa, no espera, ya no. La persona en cuya mente vive le ha ofrecido una taza de café caliente.

Él sale de casa y se sienta recargado en una de las paredes. Se divierte dando forma al vapor y no se sorprende al pronunciar el nombre. Una imposible catarata de llanto está a punto de surgir, pero una hermosa mariposa blanca revolotea alrededor para traerle de vuelta. Ahora escucha atento: allá abajo, en el centro de la tierra, están las consecuencias y las decisiones dando forma a sus próximas horas…

Solo desea olvidar…

* Conocí a alguien.

Intercambiamos algunas palabras y unas cuantas ideas a propósito del clima, la vida y los atardeceres previos a las noches. Ya saben cómo es este asunto de los acercamientos. No le volví a ver hasta la tarde de ayer, mientras hacía el tradicional recorrido vespertino.

Yo disfrutaba “Dionysus”, un extraordinario álbum de Dead Can Dance con la inigualable voz de mi muy admirada Liza Gerard, y por alguna extraña circunstancia, “algo” me obligó a observar hacia la izquierda. Ahí estaba, justo frente a mi sonrisa. Ignoro si correspondí por educación o por alegría, lo cierto fue el impulso al agitar mi mano en su dirección en señal de saludo y despedida porque, siempre es así, hay que tratar de alcanzar al destino y no hay suficiente tiempo.

Nunca hay suficiente tiempo.

Me siguió casi a la misma distancia. Avanzaba al mismo ritmo con toda disposición mientras las nubes al ocaso teñían una agonizante tarde con inverosímiles tonalidades amarillas, rojas, naranjas y violetas.

¡Eso es!

Para recordar este momento arrancaré de la canción el ramito y lo traeré conmigo para ofrecerlo en el próximo encuentro. Quizá le invite un café y tal vez, solo tal vez, acepte a cambio de otra charla, aunque con temas un poco menos generales y más sustanciales.

Quién sabe. Para mi infortunio fue solo un momento y no hubo mayor oportunidad. Mañana al avanzar frente al enorme ventanal volveré a enamorarme y confiaré en su compañía otra vez… solo si así lo acepto y decido… confío en mi buen gusto… confío en mí.

 * Hay disposición y empeño.

La audacia y el espíritu de aventura están colocados en su sitio desde hace tiempo sin importar lo que sea que hay al otro lado de estos pesados párpados.

Estoy atrapado en la última etapa y sueño la vegetación, el lugar, el ir y venir de la brisa con ese característico olor a mar de la costa.

No preocupa la humedad ni la corrosión en los muebles porque ahí afuera, en algún sitio entre todo el cocotal, hay una hamaca esperando por estas reflexiones y tu sensual desplazamiento hacia mí.

Qué ganas de platicarte y vestir tus pies descalzos, oler la menta de tu boca un poco más en cada beso y descubrirte siempre cada vez oculta entre todas mis sombras…

Ahora es noche y también día.

 Al otro lado de la ventana un avechucho decide traer consigo y su canto estos recuerdos en los que según la mente ya no estás, aunque la realidad se empeñe en lo contrario incluso mientras duermo…

mejor voy por mi café…

debo hablar sobre ti con las hormigas…

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