Redacción México Político
A pesar de que México ocupó en 2022 el quinto lugar mundial en obesidad, con 21 millones de mujeres que la padecen, con un 41% de prevalencia, y 15 millones de hombres con una prevalencia del 31%, y la previsión es la siguiente década sean 35 millones de adultos quienes presenten esta situación de acuerdo con la Federación Mundial de Obesidad, la discusión en nuestro país se centra no en atacar las causas, sino que se está enfocando en “normalizar” a las personas con sobrepeso u obesidad.
Para Diana Berenice Paz Trejo, profesora de la Facultad de Psicología (FP) de la Universidad Nacional Autónoma de México, citada en la Gaceta UNAM, es necesario revisar el enfoque de atención hacia este grupo de la población, ya que desde el propio sector salud y en el diseño de las políticas públicas hay una marcada estigmatización y son señaladas como personas enfermas, carentes de autocontrol, indisciplinadas y perezosas.
Estas declaraciones se dan en el marco del Día Mundial contra la Obesidad que se conmemora el 4 de marzo, que por segundo año consecutivo tuvo como nuevo leit motiv el Día Mundial contra la Gordofobia, que surge del Body Positive o Positividad Corporal, un movimiento psicosocial y cultural que surge como respuesta a las consecuencias causadas por los estándares de belleza perfecta establecidos por la sociedad.
En el mismo tenor, la investigadora señaló que las políticas de promoción de la salud se han centrado en promover la delgadez mediante intensas campañas para bajar de peso y combatir la obesidad como una enfermedad, e incluso como una epidemia, pero se han olvidado de fomentar el bienestar de las personas con sobrepeso quienes, de diversas maneras, empiezan a manifestar su hartazgo por la discriminación y la deshumanización de la que son objeto.
Sin embargo, sin importar campañas o formas de tratar a las personas de estas tallas, más de mil millones de personas en todo el mundo vivirán con obesidad para 2030. Es decir que una de cada cinco mujeres en el mundo y uno de cada siete hombres la padecerán, mientras que 13% de los niños y adolescentes serán afectados, y la cifra se duplicará en los países de ingresos bajos y medianos, según las cifras del Atlas Mundial de Obesidad, publicado en marzo del 2022, con lo que se define que ningún país está en vías de cumplir el objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de detener la obesidad para 2025.
A pesar de la nueva modalidad que busca normalizar la obesidad, se mantiene la conmemoración del Día Mundial contra la Obesidad como una efeméride instituida por la OMS, cuyo objetivo es informar y sensibilizar a la población sobre la necesidad de la adopción de medidas para prevenir y tratar el sobrepeso y la obesidad, sobre todo en niños, niñas y adolescentes. Para la OMS la obesidad es una enfermedad crónica y progresiva que ha adquirido los niveles de una epidemia.
Sin embargo, para la académica, lo más importante es “normalizar” a estas personas, ya que señala que es importante insistir en todos los ámbitos, que estas personas existen, y al igual que cualquier otra tiene derechos fundamentales y reclaman el acceso a las mismas oportunidades, porque pareciera que, bajo este discurso insistente sobre la delgadez, se pretende legitimar su exclusión.
Quienes tienen sobrepeso u obesidad, asevera Paz Trejo, no necesariamente están enfermos, de la misma manera que la delgadez no es sinónimo de estar saludables. La obesidad en general es consecuencia y no causalidad del desarrollo de otros males, y menciona que la estigmatización se da prácticamente en todos los ámbitos de la vida social, “pero resulta preocupante que haya un sesgo, cada vez más significativo, entre los encargados de generar políticas públicas y particularmente entre quienes dan servicios médicos y de salud, que al momento de atender a las personas con sobrepeso centran toda la atención y sus comentarios en la corporalidad de los pacientes, quienes terminan interiorizando esos tratos discriminatorios y de violencia que los alejan de los servicios de salud.”
Asegura que quienes tienen obesidad o sobrepeso transgreden dos normas importantes sobre las que se definen a los cuerpos: la estética por una parte y la relacionada a la salud física y emocional, por lo que desempeñan un papel determinante los nuevos profesionales de la salud (psicólogos, nutriólogos y médicos incluyentes) que tienen otra perspectiva del sobrepeso y la obesidad, como parte de una diversidad corporal, no como causa de las enfermedades, sino como consecuencia, y por tanto, el objetivo de la atención no es bajar de peso ni cumplir con los estándares de la delgadez.
Para la psicóloga, es urgente que se dé este cambio de paradigma, ya que, dice, la fobia y discriminación están teniendo un impacto negativo en la salud mental de las personas con cuerpos grandes, que además está afectando la configuración del tejido social, por lo que es urgente realizar más estudios e investigaciones que permitan atender esta problemática con un enfoque incluyente y de respeto a los derechos humanos.