Luego de la aprobación y publicación de la “Ley Olimpia”, las instituciones del Estado mexicano deben actuar con celeridad para consolidar un modelo de prevención, contención y repudio de la violencia digital en contra de las mujeres, que se ha incrementado de forma incesante, consideró la senadora Celeste Sánchez Sugía.
La legisladora destacó que gran parte de la población utiliza las tecnologías de la información y comunicación, para atender diversos aspectos de la vida, tanto con personas conocidas como desconocidas, pero en los casos en los que la privacidad se vulnera, aún se desconocen los medios para denunciar estos hechos.
En la inauguración del foro “Violencia digital: Ley Olimpia, retos y perspectivas”, Sánchez Sugía asentó que el Sistema Nacional de Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, tiene la tarea de combatir este tipo de agresiones.
Además, puntualizó que persiste la tolerancia social sobre esta problemática, a pesar de que el marco jurídico penaliza las diversas expresiones de la violencia digital y permite a las víctimas solicitar medidas de protección a las autoridades de justicia, con el objeto de detener la difusión electrónica de la información personal expuesta.
La senadora de Morena precisó que antes de la publicación de la “Ley Olimpia”, la violencia digital se encontraba aún más normalizada entre la sociedad y algunos miembros de las instituciones, ya que se concebía como algo inevitable por hacer uso de las nuevas tecnologías.
Se trataba, señaló, de “la cuota que las personas debíamos de cubrir por exponer o descuidar nuestra privacidad e intimidad, que en el caso de las mujeres representa una cuota más alta, que compromete el desarrollo pleno de nuestra persona”.
En tanto, Olimpia Coral Melo, fundadora del Frente Nacional por la Sororidad, señaló que los hombres son quienes más difunden y consumen el contenido en el que se exhiben “los cuerpos de las mujeres”, debido a la hipersexualización, la cultura porno y por las ganancias que representar los servicios de placer sexual masculino.
Por ello, urgió a impulsar una educación, en la que se exponga que la violencia digital son los actos agravados y perpetuados en las tecnologías de la información, que dañan la seguridad, intimidad, privacidad y la vida digna.
La “Ley Olimpia” es el comienzo de una serie de cambios, que no buscan la igualdad, sino la muerte de un sistema patriarcal que oprime a todos y todas, y que se ensaña contra mujeres y niñas.