Rafael Navarro González fue un excelente embajador de la ciencia y la tecnología, por lo que la Unidad que hoy lleva su nombre en el Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) tendrá gran impacto en los próximos 50 años, consideró el coordinador de la Investigación Científica de la UNAM, William Lee Alardín.
Rafael se fue hace un año, fue un duro golpe para quienes lo conocimos, pero lo que queda debe ser ejemplo, historia y visibilidad para los que vengan después. Las instituciones como esta se van creando con personas que acuden a donde había poco o nada; no es lo mismo llegar a trabajar que crear un nuevo laboratorio, expresó.
Al develar la placa de la Unidad de Laboratorios Dr. Rafael Navarro González, el astrónomo reconoció que el investigador universitario permitió identificar por qué es importante realizar ciencia básica y por qué es necesario seguir haciendo las preguntas más esenciales.
La Unidad renombra los laboratorios de Química de Plasmas y Estudios Planetarios I y II que Navarro González fundó en 1994, donde dirigió múltiples estudios sobre astrobiología, los cuales lo ubicaron como el único mexicano en participar en la misión de exploración de Marte, de la NASA, Curiosity, y colaborar con la misión EXOMARS, que alista la Agencia Espacial Europea.
La directora del ICN, Pilar Carreón Castro, destacó la trayectoria científica del astrobiólogo quien realizó importantes aportes a la ciencia al estudiar las propiedades físicas y químicas de aerosoles en la atmósfera de otros planetas: la físicoquímica de relámpagos de tormenta y erupciones volcánicas y su impacto en el origen de la vida; la formación de compuestos orgánicos en ambientes extremofilos y análogos de Marte en la Tierra, como son los estudios que realizó en el suelo del desierto de Atacama, en Chile, y el volcán Pico de Orizaba, en México.
En la ceremonia, realizada en el Auditorio Marcos Moshinsky de esa entidad académica, destacó: en la Unidad se mantendrán sus líneas de investigación sobre los procesos atmosféricos en Titán; compuestos orgánicos en la luna Europa (de Júpiter); biomarcadores para la vida en Marte y procesos de terraformación del Planeta Rojo.
“Lo que nos reconforta un poco es que todo ese conocimiento y legado perdurará muchos años más. A partir de hoy, el ICN tendrá la Unidad de Laboratorios doctor Rafael Navarro González, su partida, sin duda, deja un gran vacío en nuestra comunidad, pues nos inspiró a todos con su entusiasmo, entrega y pasión por su trabajo. Su legado continuará en nuestra dependencia, no solamente por sus laboratorios y líneas de investigación, sino por su historia pues será un referente para las nuevas generaciones de científicos”.
En el acto, al que acudieron la viuda de Navarro González, Fabiola Aceves Díaz, sus hijos Rafael y Karina; su señora madre Carmen González Peñaloza, además de sus hermanos y nietos; Alicia Negrón Mendoza, del Departamento de Química de Radiaciones y Radio Química del ICN, rememoró con fotos y anécdotas al joven Rafael, quien en 1979 llegó al Seminario sobre Ciencias de la Vida, de la mano de Cyril Ponnamperuma, de la Universidad de Maryland, con todos los ánimos de sumarse a los proyectos de investigación en la materia.
Aún estaba a la mitad de la carrera de Biología, prosiguió, pero su ánimo, creatividad e ingenio eran ya evidentes y permitían ver al gran científico en el que se transformaría con una gran capacidad de enseñanza. Formó a una gran generación de astrobiólogos que hoy impulsan reconocidos estudios y abrió espacios de discusión y de estudios en el tema, toda vez que propuso la creación del Seminario de Astrobiología, así como el Taller en Ciencias Espaciales.
Las aportaciones de Navarro González se relacionaron con cuerpos del sistema solar, de interés para la Astrobiología, como son Marte, Titán, Europa y la Tierra; a partir de su formación sus investigaciones combinaron simulaciones en el laboratorio, trabajo de campo y modelación teórica.
Al hacer uso de la palabra, Fabiola Aceves Díaz agradeció la oportunidad de celebrar una vez más la vida del científico mexicano quien, recordó, gustaba siempre de compartir de forma sencilla y clara el conocimiento adquirido, especialmente con los más pequeños y siempre con el lema: “de todas las personas que me escuchan, con una que se interese en la ciencia, gané un científico para México”.