La digitalización en el conocimiento ofrece muchas ventajas, pues los libros impresos tienen la importante característica de ser la mejor forma de preservar la información, manifestó la directora del departamento de Historia en la Universidad de Harvard, Ann Blair.
Como prueba, comentó sobre aquellos textos y escritos impresos, aun los que por su antigüedad -que puede ser de cientos de años- son leídos y consultados por investigadores.
Respecto de los materiales que han sido digitalizados, dijo que enfrentan dificultades para su consulta, porque están guardados en servidores cuyo mantenimiento es caro y los arqueólogos en el futuro, tendrán problemas para su consulta, sobre todo si a dichos equipos no reciben la atención técnico debida y queden fuera de uso.
Durante el segundo ciclo de conferencias, Una cita con la Biblioteca Nacional de México: Historia de la lectura y del libro en la pospandemia. Reflexiones sobre un porvenir incierto, la profesora de cátedra, explicó que la digitalización resolvió el problema del almacenamiento, pero su costo es muy alto para las instituciones.
“En el correr del tiempo, lo escrito con tinta en papel, preserva el conocimiento cultural y como ejemplo pone a muchos textos encontrados que fueron escritos en la época del renacimiento y que ahora pueden ser consultados, a pesar de los siglos que han pasado”, recalcó Ann Blair.
Este evento, organizado por el Instituto de Investigaciones Bibliográficas, fue para analizar el tema de la era digital y la transición al libro electrónico -que ya está aquí y que se requiere constantemente mejorar el acceso- coincidieron los especialistas participantes, al mencionar que las bibliotecas son y seguirán siendo esenciales para el acceso ahora y poder trasmitirlo al futuro, sostuvo la investigadora.
Vale mencionar que instituciones como la misma Universidad de Harvard, el almacenamiento de documentos es un verdadero desafío: mantiene espacios de almacenamiento, el último en New Jersey, que guarda 19 millones de obras, y fue abierto en el 2020. Sin embargo, después de varias ampliaciones, ahora está saturado, explicó Blair, experta en Historia del Libro y en Historia Moderna Europea.
“El almacenaje digital ofrece muchas ventajas, pero también inconvenientes, como pasó con los micros films, materiales delicados en su cuidado, que no siempre tienen la mejor calidad en los textos y que tampoco se pueden ver a color”, aseguró.
En el sitio de internet para revisión gratuita que tiene la Universidad de Harvard, el Latin American Pamphlet Digital Collection, cuenta con miles de documentos de Latinoamérica a partir de 1857, y entre ellos, 600 provienen de México.
La investigadora narró que no se puede pensar que la digitalización sustituya al libro físico, porque en sus propias investigaciones encontró documentos que perdieron páginas y ese tipo de situaciones no se nota en la digitalización.
Puso como ejemplo un texto que data de 1555 que consultó físicamente y que en la parte final contenía una tabla que era más grande que el libro mismo, pero que en la versión digital, no se encontraba. Eso es una muestra del porque el libro impreso es la mejor fuente de información.