CULTURA IMPAR
José Manuel Rueda Smithers
Espero sentado en este cine vacío a que esa pantalla refleje sueños perdidos en el tiempo,
esperando a que empiece la película para poder soñar despierto.
Poema El Cine (2013), de Torajiro
Se conoce como cortometraje a una producción audiovisual que se caracteriza por su corta duración (no más allá de 30 minutos) que generalmente aborda temas innovadores o que tienen un lenguaje diferente.
Los expertos los definen como aquel film o esfuerzo fílmico que puede tener una duración mínima de 5 minutos. Conocido con el nombre de Corto, es un reto importante para aquellos que inician su vida como nuevos cineastas, y ponen en práctica sus habilidades e imaginativa para narrar historias completas en poco tiempo.
En México, el cortometraje ha tenido un gran impulso en los últimos años. Incluso, en algunos casos han alcanzado niveles de excelencia, de acuerdo con la crítica. Pero así como ha crecido esta industria, las oportunidades para ver el trabajo que desarrolla son muy pocas.
Vale mencionar en positivo, al Festival Internacional de Cortometrajes en México, Shorts México, que en septiembre pasado exhibieron mil cortometrajes en 12 categorías: competencia mexicana: ficción, animación, documental, guion, pitching; competencia internacional: ficción, animación, documental, y competencia iberoamericana.
Casi la mitad de ellos (420 cortos) fueron realizados en y por mexicanos en competencia, 45 iberoamericanos y 127 de otras zonas; se logró la presencia de 54 países.
Entre cientos de miles de cortometrajes en la historia, escogimos tres ejemplos rápidos:
Escape to Nowhere que hiciera Steven Spielberg, película de guerra que le dio un premio a los 13 años, en 1961.
Hay algo en la oscuridad (2018), famoso corto de miedo de Fran Casanova, donde una niña de 6 años, trata de superar su miedo a la oscuridad. Corto con más de una veintena de premios internacionales y 126 selecciones o nominaciones, como también se les conoce.
O esa maravilla de El curioso caso del corredor paulatino, en el que un hombre, habla, se ríe, se mueve y sobre todo, corre en cámara lenta, mientras que todo a su alrededor pasa de manera normal. Vale la pena, es un cortometraje que apenas pasa los cinco minutos, ideado, rodado y editado durante la semana del IX Festivalito La Palma – 2010.
En fin, la lista podría ser muy larga en un tema poco conocido que tanto da a las sociedades del mundo.
No porque sean cortos, son menos importantes o divertidos. Los cortometrajes son ahora prueba de fuego de aquellos estudiantes que quieren decir algo y sin más, encuentran una salida efectiva para sus ideas, sus problemas y sus aportaciones.
No solo estudiantes de cine, la modernidad permite que muchas tareas se presenten a través de historias que circulan por la redes, sin freno alguno.
Aunque las autoridades del ramo sí están en lo suyo (pareciera que la improvisación 4tiana nos les afectó de manera tan grave como a otros sectores), es poco lo que vemos o por decirlo mejor, es poco el caso que la gente hace a un género que aporta mucho, no solo a la imaginación, sino a la cultura misma, a la orientación y al flujo de la economía cultural de nuestro país.
Las historias se pueden contar, es cosa de estimular el cómo usar la imaginativa.