
Por Luis Sunderland Méndez
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X@LouSunderland
22 de agosto de 2025.

El inminente fracaso del presidente Trump en sus propósitos de terminar con los conflictos bélicos, tanto en Ucrania, como en la Franja de Gaza, nos pone a los mexicanos directamente en la línea de fuego del mandatario estadounidense. Trump está urgido de cumplirle a sus seguidores en algo de lo mucho que les prometió en la campaña, y al no tener éxito en los frentes de batalla, le queda el de acabar con los cárteles mexicanos y venezolanos que ya son oficialmente reconocidos como organizaciones criminales terroristas.
No le ha ido nada bien a Trump en muchos frentes, esto se refleja en su baja de popularidad en los últimos sondeos, incluso en la persecución contra los indocumentados, cuyas detenciones y de deportaciones, más bien lo han perjudicado tanto en la opinión pública, como en la economía de los estados; por ejemplo, en la de California, donde aparentemente ha quedado muy mermado el número de jornaleros en los diferentes campos de cultivo, en personal de restaurantes y hoteles, y de diferentes oficios que se encargan de las composturas y limpieza de casas habitación.
Y si se le añade los efectos inflacionarios ocasionados con su imposición de aranceles, que terminan pagando sus propios consumidores, la obsesión de Trump de hacer de Estados Unidos una potencia que se le respeta en todo el mundo, no le está saliendo del todo como él quiere.
Hay mucha expectativa con las acciones que emprendan las naves gringas que ya rodean prácticamente a Venezuela, y los gobiernos de Nicaragua, Colombia, Cuba y sobre todo México, deberían recordar eso de que cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar.
Aquí en México, la presidente debería tener cuidado extremo en no llevarle la contraria al hombre fuerte de la política mundial, porque contradecir a la DEA y desconocer el acuerdo hecho con los diferentes enviados que la han visitado en el Palacio Nacional, es un error mayúsculo, que puede llevarnos a que nuestro vecino dé un golpe en la mesa y ordene que el próximo dron que sobrevuele, venga artillado o algo por el estilo.
Pero Sheinbaum tiene muchos temas para distraer la atención, ella está muy orgullosa de los informes del INEGI sobre la disminución de la pobreza en México en un 17.7%, para la 4t,13 millones salieron de la pobreza, pero estos resultados están amañados, carecen de veracidad, están llenos de falsedades.
Se vanagloria de que López Obrador fue el primero en voltear a ver a la gente más desprotegida, pero solo lo hizo para convertirlos en su clientela por medio de diferentes programas sociales que únicamente les permite tener algo de efectivo, pero de ninguna manera los saca de la pobreza, los mantiene en ella.
Ahora el gobierno de la 4t ya se quedó sin recursos para recuperar el sistema de salud, con todo y los medicamentos, sin programas para los campesinos, sin poder arreglar los sistemas de agua potable y como los recursos se han agotado, cada día será peor.
Y no contenta con eso, cuando estamos sufriendo un desabasto de gasolina en el país, se da el lujo de otorgarle una “ayuda humanitaria” a Cuba. Solo en el lapso del 29 de mayo al 27 de junio de este año, a través de su filial Gasolinas del Bienestar, Pemex mandó a la isla 39 buques llenos del hidrocarburo gratuito, con un valor de 850 millones de dólares; mientras, a Venezuela lo surtió de vacunas y de medicinas, que aquí nos están haciendo falta.
No hay duda, la presidente le teme más a López que a Trump. Lógico, ella sabe que se le puede acabar su presidencia con la revocación, pero debería pensar con más detenimiento lo que le puede pasar a ella y a su 4t con un Trump enardecido. Ella sigue fiel a su mentor tabasqueño, que le sigue ordenando: qué, cuándo, dónde y cómo hacer el trabajo sistemático de destrucción de las instituciones y de la democracia.
Su objetivo es claro, pero la pregunta es: ¿lo podrá hacer teniendo a Trump sobre ella y la 4t?, en menos de 70 días lo podremos saber.