Por Luis Sunderland Méndez
X@LouSunderland
20 de junio de 2025
No cabe duda de que tener expectativas a veces frustra, supongo que así se sintió la presidente Sheinbaum en su esperado debut a nivel internacional en la reunión anual del G7, que se llevó a cabo a principios de esta semana en Kananaskis, Alberta, Canadá.
Era el foro soñado por cualquier mandatario que no forme parte del grupo -en esta 51 edición-, el primer ministro canadiense, Mark Carney, invitó a la mandataria mexicana, Claudia Sheinbaum, a participar y para ella ésta era una magnífica oportunidad de hablar con Trump en un terreno neutral. También fueron invitados Matemala Cyril Ramaphosa de Sudáfrica, Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, Lee Jae-myung de Korea del Sur, y Anthony Albanese de Australia.
La principal expectativa era muy importante, pero ya lo había yo adelantado la semana pasada, cuando les dije que tenía mis dudas de que lograra sentarse con Trump. Así que no solo para la presidente, sino para muchos mexicanos, que el estadounidense haya estado solo unas cuantas horas en la reunión, fue decepcionante.
El motivo de su temprana partida no se puede discutir, hay una guerra que inició el premier israelita Benjamín Netanyahu -que le urgía hacer algo así, como atacar a Irán, porque le estaba llegando el agua a los aparejos políticamente-, Trump con su apoyo a Netanyahu ha dado la sensación de que amenaza con hacernos volar a todos.
Afortunadamente Sheinbaum decidió respetar la agenda ya pactada con el anfitrión y socio del T-Mec canadiense, tenían que ponerse de acuerdo en la embestida que Trump les ha dado; también con el primer ministro de la India, Narendra Modi, con la finalidad de visualizar vías para la cooperación en comercio, productos farmacéuticos, ciencia y tecnología e innovación digital.
Se reunió con Antonio Costa, presidente del Consejo Europeo, y con Úrsula von der Leyen, presidente de la Comisión Europea, para discutir la actualización del tratado comercial entre México y la Unión Europea. Estos fueron los que trascendieron, porque el área de comunicación social de la Presidencia señaló que también se reunió con otros líderes, pero no los especificó, que desperdicio.
La decisión de Sheinbaum de seguir con sus populismos, que le enseñó su maestro López, de irse en avión comercial con todo y su séquito, le generó grandes ineficiencias que pudo haber sorteado, al usar el avión de la Fuerza Aérea Mexicana como Omar García Harfuch. Ella pudo haber llegado 4 horas antes como el titular de Seguridad Pública, y así, habría tenido la oportunidad de ver a Trump e incluso de sentarse unos minutos a conversar con él, pero el hubiera no existe. Después, el martes, en una llamada que le hizo el mismo Trump, la invitó para reunirse con el cuándo regresara a México, ella la declinó, quizá se ahorró una trampa como en la que cayeron los líderes de Ucrania y Sudáfrica.
El miércoles, en la conferencia matutina, Sheinbaum explicó que Trump le había hecho una llamada cuando estaba en la reunión con los otros líderes, y ella le sugirió una reunión “para hacer un acuerdo, para llegar a un acuerdo”. Pero otra vez, su forma de defender su proyecto de transformación más bien es de destrucción: siempre atacando a los que no estamos de acuerdo con la 4t.
Para ella todo va bien, un reportero balín le preguntó qué le parecían las críticas de que Trump no se reunió con ella, y su respuesta fue verdaderamente de antología, empezó hablando sobre que el presidente Trump tenía que regresar a Washington por el conflicto del medio oriente, pero siguió alabando la reforma judicial, y luego dijo que su gobierno va a defender la libertad de expresión, mientras que en el mismo momento ha sucedido los ya conocidos casos de Oaxaca, Puebla, Campeche y Jalisco donde el ataque constante a la prensa es ya inadmisible, para ella, todo el mundo le debería de reconocer su progreso, todo lo contrario, estamos ya en el autoritarismo y a las puertas de una dictadura. Si de repente ya no publican las Migajas del poder, imaginen el motivo.
