mayo 28, 2025

Bitcoin rompe los $109 mil dólares. ¿Auge inevitable o espejismo digital?

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Por Julio de Jesús Ramos García

Bitcoin ha alcanzado los $109,481 dólares, un hito histórico que sacude tanto a Wall Street como a los rincones más oscuros de Reddit. El ascenso de la criptomoneda más famosa del mundo, alguna vez considerada una curiosidad geek, confirma algo que ya no puede negarse: las criptodivisas han dejado de ser una alternativa marginal para convertirse en una fuerza estructural dentro del sistema financiero global.

Pero ¿qué significa realmente este nuevo récord?

De entrada, es importante entender que no se trata solo de Bitcoin. Ethereum, Solana, Avalanche, e incluso proyectos más recientes como SUI o TON, han ganado tracción como plataformas que prometen no solo almacenar valor, sino también redefinir cómo se construyen contratos, aplicaciones y sistemas de confianza. Las criptomonedas ya no son solo activos especulativos: son infraestructuras emergentes.

Sin duda alguna hoy apreciables lectores, el precio de Bitcoin sigue siendo el termómetro emocional del ecosistema. Su rally por encima de los $100,000 ocurre en un contexto global marcado por el debilitamiento del dólar, una Reserva Federal dudosa y una creciente desconfianza hacia los sistemas bancarios tradicionales, que parecen cada vez más oxidados ante la fluidez y descentralización de las redes blockchain.

Pero no todo es euforia. A medida que el mercado sube, también lo hace el riesgo. Ya hemos vivido burbujas cripto antes la de 2017 y la de 2021 son cicatrices recientes y la historia nos recuerda que lo que sube demasiado rápido, suele caer con igual velocidad. Además, persiste el dilema ético: minería que devora energía, tokens sin respaldo real, proyectos fraudulentos disfrazados de innovación.

El avance de las criptodivisas también plantea preguntas de soberanía. Países como El Salvador apostaron fuerte por Bitcoin, mientras que otros, como China, han intentado sofocar el ecosistema para proteger su hegemonía monetaria. En paralelo, las CBDCs (monedas digitales de bancos centrales) avanzan como respuesta estatal, aunque con otro espíritu: más vigilancia, menos libertad.

Lo que está claro es que el mundo ya no será el mismo. Bitcoin a $109,000 es tanto un símbolo como una señal. Es la confirmación de que una nueva economía se está construyendo con o sin permiso del sistema financiero tradicional. Y también es un recordatorio de que, en este nuevo territorio, aún estamos aprendiendo las reglas del juego.

La pregunta no es si las criptomonedas llegaron para quedarse. La verdadera pregunta es quién se quedará cuando la volatilidad y la regulación terminen de hacer limpieza.

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