abril 16, 2025

El silencio del Senado, una traición a los trabajadores

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Por Daniel Lee

Ciudad de México 15 abril 2025.- En México, la ley no debería ser una moneda de cambio ni un capricho personal. Sin embargo, hoy somos testigos de una omisión que raya en la deslealtad institucional. Una reforma constitucional que representa justicia para millones de trabajadores y trabajadoras —maestros, personal de salud, fuerzas de seguridad— lleva meses detenida en el escritorio del presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, como si su firma tuviera más peso que la voluntad popular expresada en todo el país.
La reforma en cuestión no es menor: establece que ningún servidor público deberá ganar menos que el salario promedio registrado por el IMSS —hoy, 18 mil pesos mensuales— y garantiza que el salario mínimo nunca esté por debajo de la inflación. Fue aprobada por ambas Cámaras del Congreso y ratificada ya por 31 congresos locales. El respaldo es innegable, el mandato es claro, y los requisitos constitucionales están cumplidos.
Y, sin embargo, el Senado calla.
Desde octubre, el país espera la declaratoria de constitucionalidad, el último paso antes de que esta reforma se promulgue y comience a transformar vidas. Lo único que falta es que el presidente del Senado actúe, que cumpla su deber legal y moral. Pero no lo hace. ¿Por qué?
No existe justificación alguna. La Secretaría de Gobernación ya confirmó que está todo en regla. Las pruebas están entregadas. Se cuenta incluso con los acuses de recibo de los votos estatales. El silencio, entonces, es deliberado. Es una forma de bloqueo, de censura, de distorsión del mandato democrático. Y peor aún: es un acto de desprecio a quienes más lo necesitan.
Porque mientras este decreto duerme en la congeladora legislativa, miles de elementos de la Guardia Nacional siguen ganando apenas 11 mil pesos mensuales, vulnerables ante los tentáculos de la delincuencia. Mientras esta reforma se ignora, miles de maestras, enfermeros y policías siguen haciendo patria con salarios indignos.
¿Quién se beneficia de este estancamiento? ¿Por qué una reforma respaldada por prácticamente todo el país no avanza? ¿A qué intereses sirve el presidente del Senado al negarse a cumplir su función?
Al menos Movimiento Ciudadano ya alzó la voz, y ha exigido explicaciones. Ha entregado pruebas. Ha tocado todas las puertas. Pero lo que está en juego va más allá de un trámite legislativo: está en juego la credibilidad del Congreso, la justicia salarial y la dignidad del servicio público.
Es momento de actuar. No se puede seguir jugando con el bienestar de millones. Por eso, el Senador Gerardo Fernández Noroña debe dejar sus ostentosos viajes y sus comidas gourmet; es hora que emita de inmediato la declaratoria constitucional. Que cumpla con la Constitución, con el país y con su palabra.
Porque lo que hoy se detiene con una firma, mañana podría costarnos otra generación de trabajadores olvidados.

¿O tú qué opinas?…

Hasta la próxima…

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