Conforme pasan los días, el objetivo de Donald Trump de exterminar a los cárteles de la droga, parece estara punto de quedar listo. La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) cuenta con toda la información que le permite al presidente de ese país, decir que su vecino del sur está cogobernado por la presidente Sheinbaum y los grandes capos del crimen organizado, llamándoles por su nombre real: “Organizaciones Terroristas”.
Normalmente lo que pasa en México no es material de información que trascienda en la prensa gringa, pero ahora los tres principales medios de comunicación, no solo en EEUU, sino a nivel mundial: la CNN, el New York Times, el Washington Post, reportan los múltiples vuelos tripulados de la fuerza aérea norteamericana y los de los drones MQ-9 Reaper de la CIA sobre los linderos del país y adentro de nuestro territorio.
Estas aeronaves son las mismas que utilizan en Siria, Irak, Yemen o Somalia; no están por el momento artillados o con misiles de alta precisión, solo observan e investigan la ubicación de todas estas ocho organizaciones muy poderosas –seis nacionales y dos foráneas que ya están aquí-, Trump sabe que se requiere de voluntad y de las Fuerzas Armadas, pero no se engaña, sabe de qué pie cojean López y Sheinbaum. Solo con ver lo que se vive a diario en Sinaloa, Tabasco, Guanajuato, Guerrero o Quintana Roo, es más que suficiente.
Mientras Trump y su equipo oficialmente nombran terroristas a los cárteles, aquí en Palacio y en el Congreso se preocupan más en proteger la soberanía nacional, en lugar de atender a los mexicanos que vivimos en el terror por el baño de sangre en varios estados de la República.
La presidente en sus conferencias solo se dirige a sus públicos, pero obligada por las circunstancias, tuvo que reconocer la nueva estrategia estadounidense y señaló que esas prácticas aéreas son normales por los acuerdos existentes de colaboración y cooperación con las autoridades de Estados Unidos. Argumentó que no hay nada ilegal en ellas, incluso aceptó que han servido para que nuestras autoridades actúen contra el crimen organizado. Pero que todos los días el presidente norteamericano retome el tema, es muy sintomático, y Sheinbaum debería estar muy preocupada por las implicaciones financieras que nos puede ocasionar esto a mediano plazo, aunado al tema de los aranceles.
Dos fuerzas la tienen contra la pared: por un lado, ya saben quién la presiona y la obliga a defender a los demás gerentes en el Congreso y gubernaturas, si no le cumple a López, su sexenio podría acabar antes con la revocación de mandato. Por el otro, el copete rojo ya le explicó que si ella le entra al combate contra los cárteles, le darían toda la información y armamento para lograrlo, pero si no, Trump podría dar autorización de ser ellos quienes actúen.
Por lo menos ya entendió que eso de su “campañita”, lo debe dejar fuera de su anestésica retórica, no puede confiar en Trump; con solo ver sus proyectos para la Franja de Gaza, sus inminentes acuerdos con Rusia, país invasor contra de Ucrania, quien es en realidad la víctima. Amenazar a Volodimir Zelenski y decirle que no es legítimo presidente, porque no llamó a elecciones, es ridículo, y entonces Netanyahu en Israel, que está en la misma situación, ni lo menciona. Ya de su insistencia de apoderarse de Canadá y Groenlandia, ¿qué podemos comentar? Ese es Trump, por el momento, el hombre más poderoso del mundo.
Sheinbaum reconoció que Trump tiene su particular manera de hablar. Bueno, ahora solo esperemos que entienda su patología y esté preparada para todo; ella aparenta que controla todo, pero no es así. Trump disfruta perturbar con sus ambivalencias e improvisaciones según lo que haya desayunado; alabó a la presidente con sus declaraciones, pero en los hechos, la aplastaría.
