Por: María De Macorina
Como les comenté en la entrega anterior, a inicios de este año, el gobierno mexicano lanzó una campaña contra el fentanilo, con el objetivo de prevenir su consumo y reducir su impacto en la salud pública (exactamente en el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión -en la comunicación política no hay casualidades, es un tejido fino y minucioso con fines, causas, direcciones y objetivos-).
Sin embargo, como les dije, hay algo que no cuadra en esta historia: la falta de datos estadísticos contundentes que respalden la necesidad de esta campaña, preguntas básicas no han sido respondidas de manera clara y contundente por las autoridades.
Sabemos, que las drogas entre los jóvenes han aumentado significativamente en los últimos años, sin embargo, dígannos por favor ¿qué se está haciendo para abordar este problema que -también sabemos- va intrínsicamente ligado a la salud mental? ¿Qué políticas públicas se están implementando para prevenir, contener o tratar la depresión, la ansiedad, el estrés que nos lleva al consumo de estupefacientes, enervantes, inhibidores y un gran etcétera que los jóvenes que ya están consumiendo? ¿Qué se está haciendo para abordar estos problemas? ¿Qué recursos se están destinando para apoyar a las personas que sufren de depresión y ansiedad?
En lugar de simplemente presentar los resultados de la encuesta y lamentarnos sobre el estado de la salud mental en México, debemos empezar a pensar en soluciones. Debemos empezar a pensar en cómo podemos trabajar juntos para prevenir las adicciones y apoyar a las personas que sufren de problemas de salud mental.
Y aquí es donde entra en juego el humor. Porque, la verdad es que, con esto podemos volvernos locos. Así que, va una propuesta: en lugar de simplemente hacer una encuesta sobre Adicciones y Salud Mental, ¿por qué no hacemos una encuesta sobre ¿qué es lo que nos está volviendo locos en México? ¿qué es lo que nos está estresando? ¿qué es lo que nos está haciendo sentir como si estuviéramos al borde de un ataque de nervios?
Mi anhelo (porque de verdad soy una persona optimista) es que los resultados de esa encuesta sean mucho más interesantes que los de la encuesta original. Y, quién sabe, puede que incluso nos den algunas ideas sobre cómo podemos empezar a abordar los problemas que les acabo de comentar.
