Luis Sunderland Méndez
9prensahoy@gmail.com
X@LouSunderland
17 de enero de 2025
Ante las amenazas de Trump, estamos a oscuras, y no hay manera de ver cómo será su comienzo…… y a especular se ha dicho. Conforme se acerca el lunes 20, las amenazas de las órdenes ejecutivas, mejor conocidas por nosotros como decretos, nos tienen nerviosos, queda muy claro que en la lista de Trump no gozamos de sus afectos, pero muy pocos son los privilegiados en eso, el copete anaranjado solo invitó a Javier Milei, Nayib Bukele y Daniel Novoa de Ecuador a su ceremonia en el Capitolio, porque son sus cuates.
En el Congreso, la oposición pareciera un mero holograma que no nos sirve para nada. Y referente a la sociedad civil, muchos identifican un franco autoritarismo y la incongruencia del gobierno federal, algunos se atreven a hablar de ello en las redes sociales, pero una gran cantidad ni se preocupa, porque o no lo entienden, o ya de plano son seguidores de la 4t.
El domingo anterior, la presidente concentró al estilo del viejo PRI a este último grupo que menciono, a sus incondicionales, ya sectorizados; definió que López Obrador fue el que cimentó la transformación nacional y que ella terminará la edificación de la obra de la 4t. Nada más, no se suelta de la mano de su mentor, quien es quién realmente maneja al país en lo político a través de sus alfiles: Jesús Ramírez Cuevas, Ricardo Monreal y Adán Augusto López.
Mientras, Sheinbaum se tiene que ajustar a la realidad del país: el Tren Maya que sería turístico, ahora será también de carga; tendrá que seguir financiando a Pemex indefinidamente, y deberá reacondicionar el AICM, que prácticamente se está derrumbando, sobre todo ahora que viene el compromiso con el próximo Mundial.
Sheinbaum presentó el Plan México bastante bizarro, con él pretende que México sea en el 2030 la décima potencia económica en el mundo; dice, que ahora ocupamos el lugar 12, pero no es cierto, somos el 15. Veremos si los 100 mil millones de dólares que se anuncian se hacen realidad, porque ahora se ve
imposible.
Dice que seremos un icono de modernidad tecnológica, que fabricaremos miniautos eléctricos, que potencializaremos la producción del litio, y que seremos artífices de la inteligencia artificial y de la fabricación de semiconductores; todo suena muy bien, lo malo es que no nos dice cómo lo pretende hacer, cuando vemos la baja calificación de los estudiantes mexicanos en el país en todos los
niveles, la educación se convierte en preparación, en mano de obra calificada, y en México estamos heridos de muerte.
Además, no se ve cómo pretende atraer capitales nacionales y extranjeros, después de haber dinamitado la confianza de los inversionistas, con la imposición de López, de la Reforma Judicial y de la desaparición de los organismos autónomos.
¿Quién le va a creer que se pueden invertir recursos y que éstos no corran peligro de desaparecer?
En Venezuela, la semana pasada, el neardental de Nicolás Maduro se autoproclamó presidente por tercera ocasión y, por lo menos, hasta el 2030; esto ha sido definido por la comunidad internacional como un golpe de Estado.
Estamos a la expectativa y en la interrogante de que si el señor de las cavernas de copete rojo hará algo rápidamente por revertir la situación o a mediano plazo.
Porque también, lo puede dejar en el cargo por alguna secreta negociación entre los dos, y Venezuela se sume a México en la recepción de cualquier expulsado de suelo estadounidense y así Trump siga aprovechando el petróleo que recibe, difícil de creer, pero no imposible.
A la esperanzada oposición venezolana podría ser traicionada por Trump, y el haber tenido el cuidado de guardar cerca del 80 por ciento de las actas oficiales de las elecciones, como prueba de que fue Edmundo González el triunfador en forma arrolladora, no le servirían de nada. Así que seguiremos con las especulaciones, también es posible que la sola presión internacional contra Maduro lo reviente,
pero no es verdad.
Esta es la gran diferencia entre las oposiciones venezolanas y mexicanas; aquí, ningún partido en contra de la 4t, ni Gálvez ni Máynez, se les ocurrió hacerse de las actas, simplemente porque tenían asuntos más importantes en qué fijar su atención. La sociedad civil, no dispone de esa clase de pruebas para demostrar las irregularidades en el proceso, solo las que obviaron López y sus secuaces, y ya ven, no sirvieron de nada.
