Miguel Tirado Rasso
mitirasso@yahoo.com.mx
En el encuentro se habló de iniciar un diálogo con otras agrupaciones y fuerzas políticas interesadas en construir un polo opositor y un México democrático y de libertades.
Sin ideologías, ni de izquierda ni de derecha, por un partido que no se llame partido. Así la propuesta, un verdadero enigma, de los dirigentes del Frente Cívico Nacional (FCN), encabezado por Guadalupe Acosta Naranjo, quien fuera presidente del Partido de la Revoución Democrática (PRD), y cuyo objetivo es convertir al FCN en lo que no quisieran etiquetar como partido político, entendemos que por el desdoro, la mala fama, el desprestigio y demás negativos que las malas prácticas de sus dirigencias han acabado con la credibilidad y confianza en estas organizaciones, pero que, por ley, tienen que aceptarlo.
Pero, aunque lastimado y distorsionado el noble concepto de esas instituciones, de acuerdo con la ley, son el único medio para que los ciudadanos tomen parte en los asuntos políticos del país y puedan acceder a cargos de elección popular.
La Ley General de Partidos Políticos establece que son entidades que “tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y, como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público.”
Y es precisamente esto último, el acceso al ejercicio del poder público, la mayor motivación de las dirigencias y la explicación de los secuestros que hacen, algunos, de sus partidos, para tener control absoluto y utilizarlos con fines personales. El desvío que esto significa de los documentos básicos de los partidos, que por lo general están llenos de buenos propósitos, es lo que ha dado al traste con la credibilidad y prestigio de estas organizaciones y el consecuente desánimo, desinterés y rechazo ciudadano.
Guadalupe Acosta Naranjo no pierde el entusiasmo. En días pasados se celebró el Segundo Encuentro Nacional Ciudadano del Frente Cívico Nacional al que asistieron dos mil delegados de todo el país. En la asamblea se aprobaron los documentos básicos del que será el nuevo partido; además, se acordó la presentación ante la autoridad electoral de la solicitud de registro como partido político. Una tarea que obliga a realizar 20 asambleas en otros tantos estados, en las que participen tres mil afiliados por entidad, o 200 asambleas en distritos electorales con asistencia de 300 afiliados en cada una. Requisitos legales para obtener el registro.
En el encuentro se habló de iniciar un diálogo con otras agrupaciones y fuerzas políticas interesadas en construir un polo opositor y en construir un México democrático y de libertades.
La Declaración de Principios de sus documentos básicos señala: ”Nuestra finalidad es crear un México democrático, soberano, justo, inclusivo y comprometido con el Estado de Derecho, la división de poderes, los derechos humanos y el bienestar de toda la ciudadanía”. Principios que en el segundo piso de la 4T se han encargado en abatir, bajo un supuesto combate a la corrupción, que nunca encuentra responsables.
El Frente Cívico no la tiene fácil. Primero, deberá cumplir con la realización de las asambleas y el número de afiliados que se requieren. Más adelante, tendrá que pasar el obstáculo de la autoridad (el INE), cuyos consejeros, al menos la mayoría, han demostrado cierta debilidad por el partido del gobierno a quien atienden, si no sus recomendaciones, sí las insinuaciones que pudieran hacer para dificultar el registro de un nuevo partido.
Por lo que se ha podido ver en estos escasos dos meses del segundo piso de gobierno, en el ámbito de la relación gobierno-oposiciones nada ha cambiado respecto del pasado reciente. Se ha seguido con rigor el mismo trato con los opositores, es decir, el no trato, la ignorancia de su existencia. Ni verlos ni escucharlos. Y si bien las críticas a la oposición ahora no son tan frecuentes, tampoco los descuida, como en el caso del nuevo presidente del PAN, a quien como bienvenida la presidenta le endilgó el calificativo de corrupto, además de acusarlo de ser el jefe del Cártel Inmobiliario de la Alcaldía Benito Juárez.
Volviendo al tema del polo opositor, la incógnita está en lo que pueda esperar el Frente Cívico de los partidos de oposición (PAN, PRI y Movimiento Ciudadano (MC)). De la experiencia del proceso electoral pasado mejor ni acordarse. MC desde un principio prefirió manejar su juego. Por su parte, los dirigentes del PRI y del PAN sólo vieron por sus intereses personales y el control de los recursos de campaña. Su mayor preocupación fue conseguir el fuero que les garantizara impunidad, por si acaso. No hubo compromiso y así les fue, y eso que los números no eran tan contundentemente favorables a Morena como ahora.
Ahora, con una nueva dirigencia, el PAN necesitará buscar su fortalecimiento, acabar con las divisiones internas y realizar campañas de afiliación para incrementar su militancia. Con ellos, el Frente podría convenir una alianza con frutos. Igualmente, con una nueva dirigencia en el MC, algo podría lograrse buscando la unidad de la oposición. Con el PRI, al continuar en su dirigencia el mismo personaje del proceso electoral pasado, con posibilidades de permanecer en el cargo ocho años más, no hay garantía de nada. Lo más sano, pudiera ser, no acercarse demasiado a este partido secuestrado.
Noviembre 28 de 2024