Luis Sunderland Méndez
X@LouSunderland
13 de septiembre de 2024
El martes pasado vimos, por diferentes medios, lo que pasó en el Senado de la República; no solo sentimos frustración y coraje, sino el susto de que López Obrador terminó de derrumbar el último bastión que teníamos de contención para poder seguir viviendo en un sistema democrático. Ahora, somos un país en el que la voluntad de una sola mujer, a partir del 1 de octubre, será la que rija absolutamente nuestro destino en todos sentidos.
Lo peor es que no es eso lo más malo; la amenaza de que López maneje el país a su antojo tras bambalinas y que la presidente sea un tibor en el Palacio Nacional, es muy posible. Sobre la que llega, no sé cuál de sus fanatismos es más importante: el que siente por López Obrador o el que tiene por el sistema comunista que lo ha tenido cerca toda su vida.
El que ya se va, es un narcisista psicópata que no es exactamente un enfermo mental, porque tiene todas sus capacidades cognitivas: planear -y eso lo convierte en un peligro para los que lo rodean-, es un envidioso patológico, un mentiroso, no siente ninguna empatía por nadie ni nada, no ve a los demás como seres humanos, solo sabe ser un depredador que se siente con el derecho sobre todo y todos, porque se cree su dueño y aparenta tener una alta autoestima, pero no es así, porque sufre de una muy baja, pero con un ego gigante.
Yo no le creo a López que se vaya a alejar y permita a Sheinbaum ejercer el cargo; ella luce siempre desdibujada y apenas se le escucha lo que dice, su jefe le ha puesto tantas cuñas, que no se sabe si ella tenía en verdad otro proyecto de gobierno o si ellos dos son exactamente lo mismo. Iniciará muy debilitada y con un rechazo absoluto de varios millones de mexicanos que no solo no la queremos de presidente, sino que dudamos de su legitimidad. Vimos tantas ilegalidades durante el proceso y las que no vimos son peores, por lo que hay elementos que hacen dudar de la legalidad de la elección.
Las consecuencias de la irresponsabilidad o complacencia de la oposición y de su candidata con su círculo rojo resultaron graves, fueron muy cándidos o demasiado vivos; la pésima campaña que vimos, nunca estuvo a la altura de la del oficialismo, ya sea por omisión o franco acuerdo, y permitió a los partidos hacer y decidir a su antojo; ahora viviremos las consecuencias de su actuación. Hay que aceptar que esta es nuestra realidad y la sociedad civil debe presionar a los diputados y senadores para que tiendan puentes con la Jefa del Ejecutivo y que las leyes secundarias moderen los efectos negativos.
El martes vimos la realidad de la oposición mexicana con que contamos, es patética y su desempeño es ignominioso. Mientras se estaba discutiendo algo tan importante, Alito estaba recibiendo la primera llamada a dejar la presidencia del PRI y Marko luciendo un descontrol sobre sus senadores, aparentaba no estar ni enterado de lo que se le venía encima. ¿Cómo pudieron permitir que los Yunez entraran a formar parte del Senado?
Movimiento Ciudadano, sin el más mínimo conocimiento sobre su senador Daniel Barreda, y ya ni hablar de los experredistas Araceli Saucedo y Octavio Ocampo. Todos sin control alguno. El PRI, PAN, PRD y MC, recibieron una enorme sopera completa de su propia porquería. Preocupante es que ahora la presidente podrá si lo cree conveniente, apropiarse del Banco de México, que hasta ahora es autónomo y manejar esos recursos a su antojo, siempre he sospechado que ese ha sido el objetivo de AMLO. Espero que no se suicide políticamente antes de comenzar su gestión.