Arturo Zárate Vite
El procedimiento para elegir consejeros de Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES) en los 32 estados del país, nunca ha sido una tarea sencilla para el Instituto Nacional Electoral (INE).
Le corresponde por ley a los consejeros del INE llevar a cabo esa elección y para las próximas semanas tienen pendiente seleccionar consejeros y consejeras para una veintena de entidades donde hay vacantes.
No se trata de una renovación completa de cada OPLE (7 integrantes) sino solo de llenar las vacantes.
Por ejemplo, al organismo de Chiapas lo que le falta es una consejera presidenta. Está decidido que sea mujer.
Y hay vacantes de consejeros y consejeras en Baja California Sur, Campeche, Ciudad de México, Colima, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.
De hecho, ya se entró a la fase final para la elección de estos consejeros y consejeras, ya quedaron atrás exámenes de conocimientos generales, psicológicos, dominio de la legislación electoral y ensayo.
Lo que falta son entrevistas con los aspirantes finalistas que realizarán los consejeros del INE en las próximas semanas, para después decidir quienes aprobaron para ocupar los cargos vacantes.
Los OPLES organizan las elecciones locales en los estados, de ahí la relevancia de su función.
Por diversas circunstancias que se han presentado en la operación de dichos organismos, el INE se ha visto obligado a perfeccionar el procedimiento de elección. La valoración psicológica ha adquirido mayor importancia, para medir la estabilidad emocional de cada uno de los aspirantes.
Se ha detectado que problemas emocionales llegan a complicar la armonía que debe de caracterizar el funcionamiento de una institución y impactan en el trabajo de equipo.
Situación reciente fue la que se vivió en el OPLE de Campeche, en donde al INE no le quedó más opción que destituir a Lirio Guadalupe Suárez Améndola, por excederse en atribuciones al nombrar funcionarios que corresponde designar al poder legislativo de su estado.
También hay focos rojos en el OPLE de Oaxaca, donde se han denunciado irregularidades en el desempeño de la presidenta Elizabeth Sánchez González, quien ya había sido destituida por una autoridad administrativa que no tiene competencia para tomar acciones de ese tipo. Elizabeth regresó a su puesto por órdenes del tribunal electoral.
En el OPLE de Colima, el INE tuvo que destituir a la consejera presidenta María Elena Ruiz Visforcri porque asumió las funciones del área jurídica de su organismo en vez de nombrar al funcionario respectivo.
Otro caso preocupante para el INE es el OPLE de Coahuila; hay quejas del personal sobre excesos del presidente Rodrigo Paredes Lozano. Lo critican porque consideran que ha perdido piso y desconoce el trabajo que realizan empleados de mayor antigüedad.
Según reportes recibidos en el instituto, una constante en el comportamiento de estos casos ha sido el carácter de los funcionarios que los hace conflictivos y pelearse con el personal.
Esa es la razón de que ahora en la valoración de los aspirantes a consejeros en una veintena de OPLES se tomen en cuenta aspectos psicológicos.
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