Miguel Tirado Rasso
mitirasso@yahoo.com.mx
Hay otro mensaje, pero éste, para
el gobierno de la 4T: Se pueden realizar
capturas de capos de la droga sin
tener que dar abrazos o balazos.
La relación del gobierno de la 4T con las agencias de seguridad de nuestro vecino del norte, en particular con la Agencia Antidrogas, DEA, por sus siglas en inglés, no se ha caracterizado por su tersura y, consecuentemente, la cooperación que, en otros tiempos, fluía sin muchos problemas, ha tenido tiempos ríspidos, por decir lo menos.
En algún momento, este gobierno les retiró las facilidades para que un avión de la Agencia pudiera operar en el país, por lo que los agentes de esa corporación se quedaron sin la aeronave que resultaba estratégica y muy necesaria para sus operativos. También hubo restricción y cierta lentitud, por parte del gobierno, en el otorgamiento de visas para que, agentes de la DEA, pudieran trabajar en México. Inclusive, la tardanza para la acreditación de este personal motivó una queja de parte de la directora de la Agencia.
En este contexto, más la falta de confianza y algunas otras señales, como la insistente política de abrazos y no balazos, cuya eficacia en el combate al crimen organizado solo convence al titular del Ejecutivo, no era de extrañar que, en el operativo más importante del milenio contra capos del poderoso Cártel de Sinaloa, las agencias norteamericanas antidrogas decidieran actuar por su cuenta sin avisar ni permitir la participación de las autoridades mexicanas.
De hecho, el aviso correspondiente de la conclusión de la primera etapa de una historia que va para largo, se dio al gobierno de México, una vez que las cabezas del Cártel de Sinaloa, Ismael “el Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, el hijo del Chapo Guzmán, se encontraban en territorio de los EUA, bajo la custodia de las autoridades de aquel país y en vías de enfrentar su proceso legal.
De la otrora cooperación entre autoridades mexicanas y norteamericanas en acciones de combate al narcotráfico, mejor ni hablar. Al menos no, en este caso, en el que queda claro el poco interés del Departamento de Justicia estadounidense en explicar detalles del operativo, con información intencionadamente escueta, lo que da lugar a toda clase de especulaciones: se trató de una captura, un secuestro, una traición o de un acuerdo para entregarse a las autoridades norteamericanas.
De lo que único que se sabe con claridad es que los dos capos volaron juntos, desde nuestro país, hasta un pequeño aeropuerto en Santa Teresa, Nuevo México, muy cerca de El Paso, Texas. En ese lugar, unos cuantos oficiales federales los estaban esperando, en un operativo muy discreto, por cierto, a pesar de la importancia y peligrosidad de los detenidos, según se aprecia en un video que circula en redes.
De lo que no se sabe y se especula. El hijo del Chapo engañó, secuestró o convenció al Mayo de llegar a un arreglo con las autoridades de EUA para entregarse. Hubo o no presencia de agentes norteamericanos en la operación en México. El vuelo salió del aeropuerto de Hermosillo o de una pista clandestina. En su caso, cómo llegaron a Hermosillo. Fue viaje directo a los EUA o hubo alguna escala. Utilizaron una aeronave o fueron dos.
El operativo tiene efectos colaterales en EUA favorables para la campaña de la demócrata Kamala Harris y para el presidente, Joe Biden. El mensaje es que están actuando con efectividad en el combate a “la principal causa de muerte entre los estadounidenses de 18 a 45 años”, que es el fentanilo, con la captura de los mayores introductores de esta droga en territorio de EUA.
Hay otro mensaje, pero éste, para el gobierno de la 4T: Se pueden realizar capturas de capos de la droga sin tener que dar abrazos o balazos.
Por lo pronto, nuestro gobierno tendrá que imaginarse lo ocurrido, porque la información estará llegando a cuenta gotas. Queda claro, por otro lado, el énfasis, de Palacio Nacional, en puntualizar que el gobierno mexicano no tuvo nada que ver con este operativo. Lo que pareciera un mensaje cifrado con destinatario anónimo.
Agosto 1 de 2024