Carlos Mota Galván
Como te ves yo me vi. Como me ves, te verás
Mucha expectación causaron las elecciones presidenciales en Venezuela, ante la posibilidad de que este pueblo tan golpeado por su gobierno, por fin pudiera dejar atrás el “chavismo” tras 25 años en el poder a través de dos personas: Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
Dicho movimiento político surgido alrededor del culto a la figura del expresidente Chávez (1999-2013) e identificado como un movimiento cívico-militar con orientación socialista y bolivariana, han sumido a Venezuela en la miseria al colocar en 51 por ciento el porcentaje de su población que vive en pobreza extrema, con una deuda externa de 150 mil millones de dólares (si se tiene en cuenta lo próximo que está por entrar en mora) de los cuales, 70 mil millones en dólares ya vencieron y qué no han podido pagar.
Ante estos datos no se necesita ser ningún experto para darnos cuenta el porqué, el pueblo cansado de ser oprimido y luego de ver como María Corina Machado había sido inhabilitada por 15 años para competir por cualquier cargo político, ellos y la misma Corina, se volcaron en apoyar a Edmundo González Urrutia, elegido por unanimidad por los partidos que conforman la plataforma unitaria democrática, ganando ampliamente en las urnas al dictador Maduro.
Esta victoria pese a estar respaldada con el 85 por ciento de las actas comiciales por la oposición, no ha sido aceptada por el Consejo Nacional Electoral, en manos del gobierno, y en un vuelco sin precedentes, ni mostrando prueba alguna, le han otorgado el triunfo a Nicolás Maduro, ante la inconformidad de la mayoría de los venezolanos y por muchos gobiernos extranjeros que exigen se muestren los resultados de la contienda electoral.
Por lo pronto las autoridades gubernamentales, azuzando la espiral de la barbarie ante las múltiples manifestaciones populares de protesta, ya han masacrado a 16 ciudadanos, encarcelado a 177, desaparecido a un número indeterminado de personas y dejado a cientos de heridos por el camino, no obstante, se desgarran las vestiduras manifestando que ellos son las víctimas de la oposición y de gobiernos extranjeros metiches, que sólo buscan desprestigiarlos.
Como se ve, existen muchas semejanzas entre lo que vive Venezuela y lo que empezamos a padecer en México, el populismo resulta muy atractivo sobre todo para las clases populares al inicio, pero conforme pasan los años y a medida que el presupuesto se agota y ya no hay de donde echar mano, los males se revierten incluso contra los que originalmente se sentían beneficiados.
Los chavistas pese al encontronazo que vivieron en la jornada electoral se aferran a seguir mandando y ahora Maduro no tiene empacho en mandar a su policía e incluso al ejército a combatir a quienes les exigen transparencia, provocando el derramamiento de sangre estéril y todo tipo de triquiñuelas para encarcelar aquellos que se les oponen culpándolos de provocadores.
México pronto estará viviendo un proceso determinante para evitar vivir en el futuro lo que ahora padecen los venezolanos, evitar a toda costa la sobrerrepresentación que Morena y aliados pretenden adjudicarse pasando del 54 por ciento que les dio el sufragio, al 75%, y que sus opositores -que ganaron el 42% bajen al 25 en los hechos- debe ser primordial en la agenda nacional.
El INE y el TEPJF son quienes habrán de decidir el futuro de 130 millones de seres con la conformación del Congreso, si se ciñen a la ley evitarán este albazo o madruguete con el que la 4t pretende llevarnos a una reforma total como la vivió la nación que hemos descrito en estas líneas. Taddei y Soto, ambas mujeres, quienes encabezan a los organismos en referencia, ¿tendrán el valor y los tamaños para defender la ley y nuestra democracia?, estamos a muy poco de conocer la respuesta, ver las desventuras de los venezolanos debería servirnos de acicate.
