No es oro todo lo que reluce.
Refrán popular
Carlos Mota Galván
Y mientras muchos (de hacer caso a los resultados electorales), aplauden la gracejada presidencial de pretender destruir a un poder autónomo que da equilibrio a la función de gobernar, la realidad nos alcanza y la Bolsa Mexicana de Valores continúa teniendo sesiones erráticas, y el peso se sigue devaluando rondando ya la barrera de 19 unidades por dólar, más lo que se deprecie en los próximos días.
Los mercados financieros en el país están más que nerviosos por la mayoría alcanzada en las cámaras por Morena y sus aliados, más el agandalle que pretenden hacer en el reparto de las curules plurinominales, por lo que el anuncio de López Obrador para desaparecer un Poder Judicial que hasta dónde le alcanza ha impedido los excesos legales del Ejecutivo, para sustituirlo con un tribunal a modo, dócil, que se quede callado cuando se le ordene y ejecute cuando sea necesario todo aquello que le manden desde el único Poder real que quedaría, la silla presidencial, potencializa el temor.
Claudia Sheinbaum quien pese a compartir los mismos puntos de vista que su mentor, entendió que sería muy difícil y arriesgado empezar su administración con una incertidumbre financiera de esta naturaleza, se atrevió a sugerir que la pretendida reforma no se haría sin antes realizar un diálogo intenso y analizar la viabilidad de la misma, sin embargo, basto un manotazo de López Obrador en la mesa, para que la próxima presidenta dijera que la reforma va y va con el carácter urgente con que la ha etiquetado su maestro.
De hecho, aseguró, que esta reforma será de las primeras en aprobarse por el próximo congreso pero que antes habría una consulta popular al respecto, por supuesto, dicha consulta no la haría el INE sino el propio partido Morena, por si existe alguna duda de parcialidad al respecto. Obviamente estas acciones dicen más que las palabras en un intento vano de apaciguar las aguas.
En realidad en estricto sentido, esta reforma bien pensada, podría esperar para llevarse a cabo con total delicadeza toda vez que las mayorías calificadas que obtendría la coalición oficialista le permitirían cambiar la constitución como le venga en gana, maniatado a la Suprema Corte, quien por ley esta imposibilitada de actuar contra una reforma de este tipo, quedando inmediatamente desactivada. Sin embargo, López Obrador ya dijo que esta reforma es urgente y en ello no se encuentra otra explicación que el querer cobrarse todas las facturas que piensa le deben, por oponerse a sus deseos. Una vez más, sus anhelos personales, sus fobias, las antepone incluso al proyecto que ahora “dirigirá” Sheinbaum.
Por lo pronto de seguir las cosas como van, el Banco de México tendrá que apechugar y blindar el peso con las reservas en dólares que hagan falta para mantener una estabilidad, así sea ficticia. Desde el 2000, 4 períodos de término de administración federal, no veíamos una crisis económica de fin de sexenio como parece tendremos que enfrentar por una absurda venganza, un capricho más de los muchos que nos recetó en su cuarta transformación.
Luis Donaldo Colosio, senador electo de MC, ahora ya más libre de injerencias, calificó como un despropósito esta pretendida reforma, calificándola como peligrosa para México y que sólo ha creado inestabilidad en el tipo de cambio y en el campo financiero nacional. Por su parte, la magistrada Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en un mensaje por demás mesurado, expresó que el Poder Judicial Federal no es oposición política, su trabajo consiste sólo en defender la constitución e impartir justicia, desechando así la pretendida reforma que busca politizar a quienes ocupen puestos como jueces o magistrados.
Por cierto convendría reflexionar en que ya que este gobierno esgrime que la elección de jueces debe hacerse por consulta ciudadana, la pregunta sería ¿el hecho de que nuestros gobernantes, diputados y senadores hayan sido elegidos por voto popular los ha mantenido exentos de la corrupción?.