Daniel Lee
En el México de hoy, donde el 74% de los ciudadanos que nacen en los hogares más pobres no logran escalar a mejores niveles económicos, la desigualdad se erige como una barrera casi infranqueable. Esta realidad, subrayada por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), no puede ser ignorada por quienes aspiran a la presidencia del país.
La desigualdad de oportunidades no es una mera estadística; es un reflejo de un sistema que no ofrece las mismas posibilidades a todos sus ciudadanos.
Las campañas electorales nos brindan una oportunidad invaluable para visibilizar la necesidad de una hoja de ruta que atienda de manera integral los temas de cuidados, educación, mercado laboral, salud, desarrollo regional, inclusión financiera y pensiones.
Rodolfo De la Torre, director de movilidad social del Centro de Estudios Espinosa, señala que gran parte de la desigualdad económica en México es atribuible a la falta de oportunidades generadas por estos rubros.
El periodo electoral, entonces, se convierte en un momento crucial para exigir a los candidatos una visión clara y comprometida con la creación de condiciones que fomenten la movilidad social.
La razón por la cual planteamos el tema de la desigualdad de oportunidades y de movilidad social es porque resulta absolutamente fundamental para cualquier noción de bienestar y desarrollo. Esta no es una problemática coyuntural, sino estructural, y cada elección es una oportunidad para resaltar la urgencia de abordarla.
Aunque el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) estima que 5.1 millones de personas han superado el umbral de la pobreza en los últimos cinco años, la cruda realidad es que más de 50 millones de mexicanos aún enfrentan dificultades para acceder a servicios de salud, y 23 millones no cuentan con una alimentación nutritiva y de calidad.
Además, la informalidad laboral afecta a 32.5 millones de trabajadores, y más de 30 millones de empleados reciben salarios insuficientes, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi.
Recetas mágicas no existen es por tanto que urge una serie de acciones concretas para combatir la desigualdad. Entre ellas se incluyen la creación de un marco normativo y legal del derecho al cuidado, la ampliación de servicios domiciliarios, y un incremento significativo del presupuesto para la educación y la salud. Sin embargo, propuestas como el aumento progresivo del salario mínimo y el incremento del gasto público en salud son esenciales para construir una sociedad más equitativa.
La candidata ciudadana del Frente Fuerza y Corazón por México, es hasta ahora única que ha insistido en hacer frente, sin abrazos, a la delincuencia y los criminales porque queda claro que sin seguridad no hay nada. Vemos que a días de concluir las campañas electorales, la violencia no da tregua, y le ha quitado la vida a 36 personas que buscaban un cargo público y ha puesto en riesgo a familiares de candidatos.
Pensar en el tema laboral como lo quisiéramos con más generación de empleos y estos bien pagados, se antoja inalcanzable si no se pone el acento en la agenda pública y política. Cuando tenemos campaña presidencial en el país se abre una oportunidad para dialogar temas estructurales.