José Manuel Rueda Smithers
Es cada vez más frecuente encontrar a personas que muestran su descontento por el actual proceso electoral en nuestro país, y señalan ese desencanto ante la posibilidad de votar, si todo quedará igual, ante la poca calidad de los políticos y los pobres resultados al ejercer el cargo para el que fueron electos.
Sin embargo, vencer al abstencionismo es algo por lo que debemos luchar y no quedarnos con los brazos cruzados, viendo pasar al fortalecimiento de la democracia.
El abstencionismo es la práctica de no participar en un proceso electoral, es decir, no ejercer el derecho al voto.
Para abordar el abstencionismo en México, se pueden implementar diversas estrategias:
- Educación Cívica: Es fundamental promover la educación cívica desde edades tempranas para concientizar a la población sobre la importancia del voto y sus implicaciones para el futuro del país.
- Información Accesible y Campañas de Concientización: Dar información clara y accesible sobre los procesos electorales, los candidatos y sus propuestas, así como sobre la importancia del voto en la toma de decisiones políticas. Destacar la relevancia del voto como una herramienta para el cambio
- Acciones de Inclusión: Fomentar la inclusión de grupos marginados en el proceso electoral, garantizando su participación y representación en la vida política del país.
- Mejora de la Oferta Política: Una oferta política diversa y representativa que responda a las necesidades e intereses de la población, y motivar una mayor participación.
- Transparencia y Rendición de Cuentas: Fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas para generar confianza en las instituciones.
- Facilitación del Voto: Implementar medidas que faciliten el ejercicio del derecho al voto, como la ampliación de horarios de votación, la creación de casillas especiales y la implementación de sistemas de voto electrónico seguro y confiable.
Son solo algunas de las estrategias que podrían ayudar a vencer el abstencionismo en México. Es importante abordar este problema de manera integral, involucrando a diversos actores y trabajando en conjunto para promover una participación activa y consciente de la ciudadanía en los procesos electorales.
Los gobiernos no suelen “apostar” al abstencionismo como tal, ya que un alto nivel de abstención puede tener repercusiones negativas en la legitimidad y estabilidad de un gobierno democrático. Sin embargo, algunos actores políticos pueden beneficiarse del abstencionismo en ciertos contextos. Aquí hay algunas razones por las cuales esto podría ocurrir:
Beneficio para Partidos Dominantes: En sistemas políticos donde un partido o una coalición política tiene una ventaja clara sobre los demás, un alto nivel de abstención puede favorecer al partido dominante al reducir la competencia electoral y aumentar las posibilidades de mantenerse en el poder.
Desilusión y Desconfianza: En algunos casos, los gobiernos pueden preferir que los ciudadanos se abstengan de votar si perciben que hay un alto nivel de desilusión o desconfianza hacia el sistema político o hacia los partidos existentes. Se interpreta como un signo de apatía o desinterés en el cambio político.
Manipulación Electoral: En contextos donde hay prácticas antidemocráticas, autoritarias o fraudulentas, los gobiernos pueden intentar manipular el proceso electoral para desalentar la participación y aumentar el abstencionismo como una forma de mantenerse en el poder sin enfrentar una verdadera competencia política.
Movilización Selectiva: Algunos partidos políticos o actores interesados pueden enfocar sus esfuerzos de movilización electoral en ciertos segmentos de la población que tradicionalmente les son más favorables, mientras descuidan a otros grupos que podrían ser más propensos a abstenerse de votar.
Es importante destacar que el abstencionismo no es necesariamente beneficioso para el funcionamiento saludable de una democracia, ya que puede socavar la representatividad del proceso electoral y reducir la legitimidad de los gobernantes elegidos.