Orlando Linares López
El mundo vive dos fenómenos que en un punto de encuentro harán palpable la posibilidad de sociedades más justas e igualitarias: uno, es el envejecimiento de la población, otro, el aumento exponencial de las tecnologías digitales.
En relación al desarrollo de innovaciones digitales, analistas destacan la necesidad de generar condiciones que logren la igualdad de acceso y uso de las nuevas tecnologías para todas las personas, independientemente de su edad, género, origen socioeconómico o capacidades.
A esto se le conoce como inclusión digital y en su concepción encierra el propósito de garantizar para todas las personas, las mismas oportunidades de participar en la era digital y aprovechar sus beneficios.
Si se desea una sociedad justa e igualitaria, se deben emprender acciones para concretar la adaptación tecnológica de las personas mayores, ya que, si bien muchas de ellas han avanzado en el aprendizaje del manejo de las nuevas tecnologías y dispositivos móviles, para la otra parte de esta población es muy complicado el uso de una computadora, teléfono, televisor o cualquier otro dispositivo digital, lo cual limita su aprovechamiento.
Es importante generar e impulsar programas de inclusión digital para personas mayores, a fin de fomentar su integración y, en la medida de ayudar a su desarrollo personal, reducir la brecha digital que, en mucho, les impide independencia y autonomía.
Entre muchos beneficios, la inclusión digital contribuye a mantener la mente activa y estimula el desarrollo cognitivo, facilita la interacción y el intercambio de habilidades y saberes con niñas, niños y jóvenes, quienes, con frecuencia apoyan a las personas mayores en su proceso de aprendizaje para usar estos medios; también puede ayudar a los adultos mayores a familiarizarse con la tecnología y a sentirse más cómodos y confiados al utilizarla.
Estudios sobre envejecimiento en un mundo digital destacan que las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) desempeñan un papel fundamental para que las personas mayores superen las limitaciones relacionadas con la edad y para propiciarles una vida independiente y más saludable.
Especialistas en el tema insisten en que esta condición empoderará a las personas para que se conviertan en participantes activos y contribuyentes funcionales en sus respectivas comunidades y resaltan que todos los productos y servicios tecnológicos diseñados con las personas mayores y para ellas, tienen el potencial de ayudar a impulsar el desarrollo y la inclusión.
El dinamismo de la transformación digital contribuye también al cuidado de las personas mayores en su salud. Un aspecto que cada vez tiene mayor auge es la inteligencia artificial (IA), que ha demostrado grandes beneficios para monitorear las actividades relacionados con problemas de salud en adultos mayores.
Ejemplos de ello son dispositivos con IA que sirve a la prevención de caídas que, dicho sea de paso, causan el 50% de las hospitalizaciones por traumatismos en personas mayores de 65 años, o dispositivos que proporcionan asistencia basada en voz para recordar a las personas mayores el horario de sus medicamentos; dispositivos portátiles que ayudan a vigilar y detectar incongruencias en los datos biométricos y activan una alarma en caso de caídas o intrusiones en el hogar; además el aprendizaje automático permite a los sistemas de seguimiento basados en IA, realizar análisis predictivos para evaluar los niveles de riesgo, hacer recomendaciones basadas en datos en tiempo real y facilitar la atención médica oportuna, entre otras acciones.
Son numerosos los beneficios que las personas mayores obtienen con la inclusión digital y a través del acceso, uso y apropiación de las TIC, por lo que es importante fomentar su participación y favorecer a su salud física, mental y emocional.
Por tanto, la inclusión digital es un elemento imprescindible en la generación de planes y programas de políticas públicas orientadas al desarrollo de las personas adultas mayores y al envejecimiento saludable.
En lo inmediato, y en ámbito de cada persona que aún no forma parte de la población adulta mayor, debemos concientizarnos para ayudar a la enseñanza del uso de las TIC y apoyar a que accedan al manejo de dispositivos digitales.
La inclusión digital de las personas mayores es esencial para alentar la cultura del envejecimiento activo.
