Contra facto, no sum argumenta. Contra los hechos, sobran los argumentos
Luis Sunderland Méndez
@LouSunderland
Las consecuencias de lo sucedido la semana pasada en Acapulco, Coyuca de Benítez y en otros 45 municipios de Guerrero con el huracán Otis, solo prueba la incapacidad, negligencia e incompetencia de López Obrador, de Evelyn Salgado, gobernadora del estado y de toda su 4t. El centro meteorológico de los Estados Unidos de Norteamérica en su sede de Miami, alertó más de 16 veces a las autoridades mexicanas con una anticipación de más de 28 horas acerca de la magnitud del ciclón.
Salgado, López y toda su 4t, ignoraron completamente esos avisos y solo cuando ya era inminente la entrada del coloso destructor del bello puerto del pacífico convertido en categoría de 4, a las 8 de la noche. López avisó por medio de sus redes sociales a la población guerrerense de que acudieran a los refugios, porque Otis estaba en la puerta, como si todos los guerrerenses tuvieran acceso a aplicaciones celulares.
El aviso fue demasiado tarde. 4 horas después empezó la destrucción de uno de los centros turísticos más reconocidos en el mundo. Otis llegó con categoría 5 y unas horas después nuestro Acapulco casi desapareció. Desde luego que López no estaba soplando para avivarlo, pero se hubiera podido poner a salvo a muchas personas que ahora ya no están con nosotros. La desolación de las imágenes es algo que nos golpeará en lo más profundo por muchos años.
Hasta este 3 de noviembre, las autoridades solo reconocen 46 fallecidos, pero no estamos en condiciones de saber a ciencia cierta el número exacto de las vidas que se perdieron. Será como con los del Covid19, después la verdad saldrá a flote. Este gobierno, se puede equiparar con el huracán que destruyó nuestro hermoso puerto mexicano.
Tanta ha sido la destrucción que López y su 4t han infringido a México que será más mortífero que el mismo Otis.
Ver a casi un millón de connacionales sin agua, alimentos, luz, atención médica, en la completa locura, siendo víctimas de saqueadores de casi la totalidad del comercio en general; tratando de abrir los depósitos de las estaciones de gasolina, auspiciado por el crimen organizado, es una clara señal de la manera de ser de millones de mexicanos que no sienten ningún respeto por la ley y solo se concretan a seguir el ejemplo que ha mostrado su mesías con su nefasto equipo de colaboradores.
Sobre la pesadilla de Otis, ya han escrito la mayoría de los columnistas y comentaristas de los medios electrónicos. Por eso ahora prefiero dirigirme a los que no quieren ver la realidad y darse cuenta de que tenemos que deshacernos de MORENA y su 4t.
¿Qué acaso no se puede apreciar el tamaño de daño que México ha tenido desde diciembre del 2018? No se entiende que los seguidores de AMLO lo sigan apoyando y dejándose conducir hacia el completo precipicio. La sociedad mexicana está herida gravemente, nuestro tejido social esta rasgado de una manera tal, que si no se detiene esto, pasarán por lo menos dos o tres generaciones para podernos recuperar.
Sin embargo hay algo importante que destacar: la respuesta de la sociedad no solo para proporcionar recursos a los guerrerenses, sino su accionar inmediato. Abrieron centros de acopio y después transportaron los víveres, agua, ropa, dinero directamente a los que lo necesitan con urgencia. Pero desafortunadamente, a estas alturas miles siguen sumidos en la desesperación, sentados en alguna banqueta esperando que alguien les tienda la mano y los apoye a llevarles medios de sustentación.
Muchos siguen sin luz, sin dinero, sin agua, alimentos y luchando por sobrevivir y lo peor de todo, en un muy cercano peligro de caer en manos del crimen organizado.
La verdadera pesadilla para los guerrerenses apenas inicia. No sabemos el tamaño de bronca en el que nos metió Otis ni las consecuencias que nos traerá. Necesitamos a un presidente con cordura en el poder, México se nos puede convertir en Acapulco. Estamos en el límite y no nos la podemos jugar en las próximas elecciones.
La reacción de las autoridades federales fue patética y de las locales, mejor ni hablamos.
En 2024 hay que echarlos a la calle y presentarlos ante la justicia. Tenemos que reaccionar con inteligencia, ojalá que lo logremos. Se acaba de presentar el plan de rescate a los municipios siniestrados, pero es insuficiente y desorganizado. Ahora es el momento, esta terrible prueba que sufrimos como nación, puede ser la oportunidad de encontrar la reconciliación entre todos y detener la polarización que padecemos.