Se les hizo bolas el engrudo”
Refrán popular.
Carlos Mota Galván / @CarlosMotaG
Según las encuestas patrocinadas por Morena en la carrera presidencial, su candidata no sólo aventaja ampliamente a su principal contrincante, sino que la avasalla a tal grado que afirman, conseguirán prácticamente carro completo adjudicándose la inmensa mayoría de los más de 19 mil cargos que se disputarán el próximo 2 de junio de 2024.
El proceso, conocido como el más grande en la historia electoral mexicana (por primera vez habrá elecciones concurrentes —estatales y federales— en las 32 entidades federativas), y los ánimos morenistas, azuzados por su máximo representante, el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien parece imbuirles una confianza extrema en sus pretensiones.
Sin embargo, la moneda tiene dos caras y si bien es cierto que todavía tienen cierta ventaja, también es cierto que esta cada vez es más estrecha y que se presentan sucesos que han prendido los focos rojos en Palacio Nacional que al parecer obligarán a su máximo jerarca a retomar el supuesto báculo de mando (si es que en algún momento lo cedió) que había heredado a su alfil para la contienda en referencia.
El estadio Azul fue el escenario donde ante la poca asistencia de militantes, Claudia Sheinbaum tuvo que cancelar su participación y reprogramarla para mejor ocasión. Este proceder marca dos vertientes, una: alguien no hizo lo que correspondía para garantizar la afluencia de “militantes” y, dos: que Morena necesita de acarreados para llenar un foro como el antes descrito, los cuales sólo responden al pago en especie.
El berrinche es mayúsculo sobre todo porque la misma candidata había promocionado el evento en sus redes sociales para empezar a las 17:00 horas, y ya después de esperar a los “militantes” por dos horas, el mismo Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, tuvo que tomar el micrófono para invitar a los pocos que ahí estaban a una nueva cita para el 12 de noviembre, aunque nunca pudo atinar a decir dónde la llevarán a cabo.
Una semana antes, este personaje había comentado que los eventos de Morena eran de miles, no como los chiquitos que sus adversarios organizan porque no juntan gente. Ahora la excusa es que, lo suyo lo suyo, eran las plazas públicas, no los recintos cerrados (sic). Y culpó de paso al INE, faltaba más, por sacarlos de los espacios abiertos y remitirlos a los cerrados. Como siempre, para encontrar culpables son buenos y es que después de todo, ellos tienen siempre “otros datos”.
Dicen que una golondrina no hace verano y es verdad, pero también que después de que Morena la cruzazuleó, quedó en claro que por lo menos en la ciudad capital del país, su candidata no es precisamente la favorita de la ciudadanía local, seguramente en otros estados sí lo sea, pero aquí, no. Otra premisa que queda clara es que Claudia Sheinbaum ya llegó a su máximo nivel de aceptación y “ni pa ́dónde hacerse”, como dice el clásico. Veremos si la oposición aprovecha este indicativo.
Una cosa más queda en claro, Claudia Sheinbaum no era la mejor candidata de Morena, pero sí la mejor opción si se quiere seguir gobernando a través de ella, pues no cuenta con propuestas propias, es una candidata sin arraigo popular que pone cuesta arriba conquistar a quienes definirán la elección, los abstencionistas. El voto duro en ambos sectores no les alcanza para salir avante, López Obrador apuesta a ganar favoreciendo a grupos marginados, no convenciéndolos del cambio sino comprándolos y ese voto siempre será muy volátil, son como el viento: soplan en cualquier dirección.