Luis Sunderland Méndez
@LouSunderland
En los últimos días López Obrador se ha empeñado en meterse en camisa de once varas, la cantidad de frentes que ha abierto desde el inicio de su administración con distintos gobiernos de diferentes latitudes, con inversionistas tanto nacionales como extranjeros, con su resentimiento contra el Poder Judicial, encarnado en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con diferentes instituciones creadas para la defensa y apoyo de la sociedad civil, ahora lo hace en forma por demás patética con el pueblo y gobierno de Israel y de paso con la comunidad judía mexicana.
Sin ningún rubor deja embarcada a su canciller que si salió de inmediato a condenar el artero ataque e incursión de los terroristas de Hamás en el suelo de Israel y él, como Primer Mandatario se acobarda y obedeciendo intereses contrarios a la lógica, no solo porque debía de manifestarse contra ese terrible crimen contra la población civil, sino porque México pertenece a América del Norte y alinearse con su principal socio comercial y principal sustento de la supervivencia de la economía nacional.
El presidente exhibió su nulo conocimiento sobre lo que significa política internacional, además de su habitual falta de empatía con las causas sociales y se confundió al poner en el mismo nivel al Estado Israelita con una organización terrorista que se esconde entre el pueblo palestino. Se podría pensar que mencionara dentro de la declaración que no hizo en contra de Hamás a las víctimas palestinas, pero nunca colocar a los terroristas en el mismo peldaño que además invadieron arteramente a miles de habitantes en sus propias casas asesinándolos sanguinariamente y tomando rehenes de una manera cobarde para presionar a los invadidos.
Lo mismo sucedió cuando Rusia decidió invadir a Ucrania y él puso a las dos naciones al mismo nivel. No le importó que una era invadida y los otros invasores. No quiere tocar ni con el pensamiento a los intereses rusos que están detrás de los países que detestan a los Estados Unidos y que a fuerza pretende alinear a México entre ellos.
Menudo lío tiene López Obrador, cada día que pasa se percata más que los americanos lo traen en la mira y que seguramente, no lo dejarán que haga lo que le dé la gana. Ahora corre el peligro de que lo agarren del cuello y lo pongan contra la pared y que obligado por las circunstancias le dijeran: tú te vas a tu rancho y te quedas calladito, tu 4T se muere el último día de septiembre del 2024.
Ahora pretende aparentar que no le importa y podría ser que no acaba de comprender que en este último periodo de su gestión, coincide con el del Presidente Biden y que los vecinos del norte están hartos de la cantidad de muertes que tienen por el fentanilo que les llega desde México entre otras cosas. Acaba de estar en Palacio Nacional una importante delegación de funcionarios americanos de alto nivel que materialmente lo obligó a asistir en la próxima reunión en San Francisco, California, porque el señor Biden es lo que ordenó que debiera de hacer. Es normal, lo quiere para usarlo para lograr su propia relección.
No cabe duda, AMLO está en una situación muy incierta o como dicen algunos, Fuertemente parado sobre una gelatina. No podrá seguir tapando el sol con un dedo y le llegará el tiempo de que tendrá que empezar a ceder en varias cosas a la vista de todos, le reventará el estómago. Por eso hay que tener cuidado. Una fiera herida, siempre es peligrosa.
Su gran error llamado Sheinbaum, una pésima candidata -pero con un enorme poder- el gobierno federal, gobiernos estatales y municipales, millones de pesos invertidos y hasta ahí llegó la señora Claudia, ya está en su tope.
El señor López no se imaginó que surgiría una excelente candidata de la oposición que le puede ganar, aunque pareciera que ha perdido el impulso que tenía cuando aceptó ir por la candidatura, Xóchitl todavía no ha terminado de crecer, la campaña no arranca todavía.
La ambición de llevar a México a tiempos de Luis Echevarría, cada vez se aleja más y él lo sabe.