José Manuel Rueda Smithers
Primera parte
El silencio estimula al perverso, dicen por ahí, y está bien dicho.
Definitivamente no.
Aunque hay políticos que se desviven por defender ese argumento, un pederasta en la cárcel no merece más allá que estar encerrado, cumpliendo la condena por el daño irreversible que hizo. No valen la pena ni sus tres comidas.
Por eso, al conocer la información de que al pederasta Jean Suckar Kuri lo regresaron de Chiapas a la prisión de Cancún por razones de salud, de inmediato la voz de alerta mostró focos rojos y subrayó: ¿Cuáles razones de salud podría tener un imbécil que lastimó, por años a cientos de niños, niñas y mujeres? CERO.
El pseudo empresario libanés sentenciado a 94 años de prisión por el delito de pornografía infantil y corrupción de menores fue trasladado bajo el muy pobre argumento de que su salud lo requiere. Desde hace varios meses Jean Succar Kuri estuvo recluido en el Penal Federal de Chiapas (procedente sí, de Cancún), y ahora videos lo muestran de nuevo en Quintana Roo.
Es un tema que puede dar para miles de líneas sin final, como ejemplarmente lo ha hecho por muchos años, la periodista y escritora Lydia Cacho quien publicó en 2005 el libro “Los demonios del edén”, para denunciar la existencia de una red de explotación sexual infantil que involucraba a empresarios y políticos mexicanos (la mayoría hoy libres y en el anonimato).
Un escándalo que a falta de voluntad e influyentismo de muchos, y de violencia de las mafias nacionales e internacionales no ha logrado avanzar hasta las consecuencias que merece hacer justicia a cientos de infantes ultrajados.
Uno de los cómplices .aún prófugo que vive en Líbano. José Kamil Nacif Borge ha intentado varias veces dar carpetazo al asunto. A pesar de ser señalado como el principal artífice de la red de pederastia en México y Latinoamérica, es protegido por influyentes políticos y millonarios de varias naciones.
Las primeras denuncias sobre el asunto (tal vez motivaron la investigación a fondo desarrollada por Lydia Cacho), se dieron antes de 2004, tras las denuncias de varias menores de edad, que señalaron al empresario Kuri quien fue detenido en Los Ángeles ese año a petición de la Procuraduría General de la República (PGR), hoy Fiscalía General, y la Interpol.
En ‘Los Demonios del Edén’, Lydia Cacho denunció la red de prostitución infantil en Cancún donde incluyó al entonces gobernador de Puebla Mario Marín, el gober precioso. Después de esta publicación la periodista vivió amenazas por parte de ambos. Incluso fue secuestrada y torturada por esbirros de Marín (también ahora en la cárcel).
En 2018, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas dictó una resolución para reconocer que la reportera mexicana fue detenida de forma arbitraria y que sufrió agresiones durante su arresto en 2005, y dictaminó que el Estado mexicano debía procesar, juzgar y castigar “con penas adecuadas” a los responsables de esas agresiones.
Para este 2023, sin estar en el papel de víctima, ella pone el dedo en el renglón para nunca dejar en el olvido el asunto del tráfico de menores explotados sexualmente.
Además el extraordinario documental “Sound of freedom”, el actor y productor Eduardo Verástegui aborda la explotación infantil, basados en la vida de un exagente especial del Departamento de Seguridad Nacional de EU. Una impactante historia real sobre el tráfico sexual.
Sin duda alguna, es cierto: el silencio estimula al perverso. Alguna vez tendré el honor de estrechar la mano de Lydia Cacho.
Continuará, aunque no le guste a muchos