noviembre 24, 2024

Removiendo escombros: La comedia presidencial

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“Quien alaba al tonto la tontería, le hace más tonto todavía”.
Refrán popular

Carlos Mota Galván / @CarlosMotaG

Todos podemos, y de hecho lo hacemos, caer en un error. Errar dicen, es una condición humana, nada agradable pero entendible. De esta acción siempre convendría arrepentirse, reflexionar, aprender y procurar no volver a cometer otra falta semejante. Sin embargo, cuando no solo no lo hacemos, sino nos empecinamos en caer en comportamientos reiterados que provocan daños a terceros, y en el colmo del cinismo nos vanagloriamos de estas reacciones, caemos en la mezquindad, en una bajeza casi infrahumana.

Esto es precisamente lo que ha dejado en claro el presidente de “todos” los mexicanos cuando a pregunta expresa en la mañanera respecto a su postura sobre la desaparición de cinco jóvenes en Lagos de Moreno, Jalisco, presumiblemente a manos del crimen organizado, él prefirió no solo no contestar sino contar un chiste, pésimo por cierto, para mostrar el desprecio que guarda contra sectores muy definidos de nuestra sociedad.

Independientemente de quien debiera de hacer la investigación respecto a dicha desaparición, la justicia federal está más que obligada a participar en ello y no solo intervenir cuando uno de los suyos es investigado por un fiscal autónomo, al que busca responsabilizar de otros delitos. El país entero vive ataques irracionales que pretenden socavar a las autoridades locales y la única respuesta sigue siendo: “abrazos y no balazos” evitando así hacer cumplir aquello que les mandata la Constitución.

Rabia, impotencia y dolor es lo que se vive por parte de los allegados a estos cinco jóvenes, semejante a la que en su momento vivió la familia LeBaron en 2019, o a muchos otras familias más que no encuentran una respuesta a sus demandas y que han tenido que pagar con su sangre la ineptitud de quienes juran hacer todo por protegerlos.

Existe un video que circula en redes sociales donde aparecen supuestamente estos jóvenes y en donde a uno de ellos se le obliga a golpear, apuñalar y matar a uno de sus amigos, sin que hasta el momento se haya comprobado como auténtico. De hacerse, esta brutalidad solo sería semejante a la ejercida allá por 2010, donde los zetas obligaron a sus secuestrados a matarse entre sí. Estos grupos ante la falta de respuesta oficial han hecho que su modus vivendi prevalezca y que nuestro país luzca por momentos desolado e indefenso.

La presente administración ha optado por dejar de ejercer su legítimo derecho, y obligación, a combatir a integrantes de grupos del crimen organizado; las consecuencias, excesos en violencia, participación en decisiones de la administración pública en gobiernos, municipales, estatales y aún en el gobierno federal, involucramiento en la elección de candidatos a puestos populares, etcétera.

De poco o nada ha servido la creación de la Guardia Civil, de privilegiar la participación del Ejército en el combate a grupos violentos, cuando estos se encuentran atados de manos para hacer cumplir la ley y llevarnos a la implementación de un marco de seguridad pública que nos permita avanzar en el desarrollo de mejores estadíos. Para colmo, la corrupción de la que se pensaba eran inmunes, hoy más que nunca, ensombrece el actuar de algunos de sus integrantes.

El “chistecito” del presidente fue visto por muchos como una auténtica cachetada al rostro del pueblo con quien ha perdido en buena parte la conexión inicial. Solo sus allegados, sus incondicionales, los beneficiados, sus achichincles pues, lo justificaron y dijeron al más fiel estilo de su maestro, que ellos tienen otros datos y que se está tergiversando el decir de su guía. Aún son muchos los que le siguen, es cierto, pero declaraciones como esta le van restando ánimos ¿se llegará a tener una carrera parejera al momento de la elección en 2024? aún hay mucho por ver.

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