Redacción México Político
Debido a la trascendencia que para la vida implica el conocimiento y cuidado del medio ambiente, la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) en concierto con otros importantes organismos académicos de nuestro país, generó un espacio que promueve estos valores, mediante el Museo de las Culturas Lacustres del Valle de Toluca “Dra. Yoko Sugiura Yamamoto”, un espacio único en el país, ya que recoge la memoria de la vida lacustre y del medio ambiente de este ecosistema ubicado en el municipio de San Mateo Atenco.
La concepción, planeación, diseño, gestión y realización ha sido posible gracias a los esfuerzos conjuntos con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Lerma, El Colegio Mexiquense A.C. y el Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología (COMECyT); por su parte la administración corre a cargo del municipio.
Desde mediados del siglo pasado, cuando se empezó a generar la desecación de la zona de humedales en esta región del Valle de Toluca, se generó un importante impacto ambiental, económico y social, pero también décadas de investigación, de acuerdo al jefe de Museografía y Museología de la Dirección de Museos de la Autónoma mexiquense, Jorge Carrandi Ríos.
Este museo fue nombrado en honor de la doctora Yoko Sugiura Yamamoto, quien ha dedicado medio siglo a la documentación de las transformaciones de esta región, las cuales calificó como drásticas. La investigadora de El Colegio Mexiquense -nacida en Japón y formada como arqueóloga en México-, refirió que esta zona tuvo una gran importancia durante tres mil años, ya que convergen los humedales de la Ciénega de Chignahuapan, la de Chimaliapan y la de Chiconahuapan, los cuales han sido alterados seriamente por el crecimiento urbano, la industrialización y la pérdida del sentido de pertenencia de las nuevas generaciones, entre otras razones.
Como parte de sus investigaciones la doctora Sugiura Yamamoto identificó las bondades que existían al vivir en dicha región y añadió que los antiguos habitantes tenían conocimientos de cómo convivir con la zona lacustre y aprovechar las riquezas de los recursos lacustres, tanto animales, como vegetales.
Por ello es que en unos 425 metros cuadrados desplantados en dos niveles, los pasillos del museo alojan desde vasijas de cerámica hasta una canoa, lo que ejemplifica el desarrollo de la civilización en las zonas lacustres; en el acervo también se encuentran distintos especímenes botánicos y taxidérmicos como algunos patos, que cuenta con la debida autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
El objetivo del museo es crear conciencia sobre la importancia de preservar las tres mil 200 hectáreas que aún ocupan los humedales del Alto Lerma, así como valorar su funcionalidad ecológica y gran variedad biológica, ya que de acuerdo con la experta, no todo está perdido, pues, según comentó, “conjuntando esfuerzos de todos, digamos, podría limpiarse la zona lacustre un poco, controlar que se viertan aguas residuales. Eso no sería tan difícil si todos tuviéramos conciencia de cómo limpiar para desahogar la zona de humedales”.
El recinto también contempla contener un centro de documentación, donde se reunirá información de diferentes áreas del conocimiento, no exclusivamente antropológica, para que investigadores y estudiantes en formación tengan al alcance documentos y reproducciones de materiales históricos, geográficos, antropológicos, biológicos y arqueológicos, así como videos y audiograbaciones.
Es un museo único en el país que se aloja en el Centro Cultural Atenquense, anteriormente Casa de Cultura de San Mateo Atenco, abierto al público de 10 a 17 horas, de martes a domingo.