noviembre 22, 2025

TEMAS CENTRALES: El T-MEC y sus circunstancias

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Miguel Tirado Rasso
mitirasso@yaahoo.com.mx

Las quejas, preocupaciones y denuncias
de los actores involucrados en el tratado,
tendrán un peso, no menor, en las negociaciones
para la revisión del T-MEC, en 2026.

El ambiente que prevalece sobre el futuro del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), es de incertidumbre, a pesar del discurso oficial que afirma buenas noticias y avances en las pláticas, al menos, en el caso de la relación entre los representantes de nuestro país y los funcionarios del gobierno estadounidense. En Marcelo Ebrard, secretario de Economía, ha recaído la responsabilidad de encontrar, en el laberinto de la errática política del mandatario Donald Trump, la fórmula para convencerlos de la necesidad de continuar con un tratado que a ambas partes conviene. Y, si continua trilateral, qué mejor.

Porque, entre los cambios de humor del mandatario norteamericano, su particular estilo de gobernar y la intención de controlar la política y la economía mundiales, no hay país que escape a sus amenazas de imposición de aranceles a los productos que exportan a la Unión Americana. Un método que le ha funcionado, negociar con ventaja para obtener acuerdos con mayores beneficios.

Por lo que se ha visto, la relación entre EUA y Canadá, no atraviesa por su mejor momento, y, de continuar el tratado comercial, pareciera que Trump preferiría hacerlo bilateral. A lo largo del año, los dos países han enfrentado una guerra de aranceles, atenuada con negociaciones que, según lo informado por ambas partes, avanzaban por buen camino. Pero resulta que una provincia canadiense lanzó una campaña publicitaria que no le gustó al Mandatario estadounidense que la calificó de engañosa y falsa. Por este motivo, el neoyorkino decidió suspender las negociaciones comerciales con Canadá. Esto ocurrió, apenas, hace unas semanas.

Si bien, a México le conviene que la revisión del tratado comercial incluya a Canadá, para los EUA no parece haber todavía una definición, bilateral o trilateral. Por un lado, el presidente de la Cámara de Comercio de EUA, Thomas Donohue, señala que es esencial conservar el carácter trilateral del Tratado, para mantener la estabilidad del comercio entre los tres países. Por su parte, el presidente de la American Society of Mexico, Larry Rubin, ha comentado que el tratado continuará principalmente para el comercio bilateral entre México y los EU (Milenio, noviembre 12). Igualmente, el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, habría declarado en un foro del Club Económico de Nueva York, que las negociaciones para revisar el Tratado “probablemente” serían bilaterales (El País, septiembre 30). Aparentemente, ni ellos mismos saben qué es lo que quiere su presidente.

En lo que corresponde a nuestro país, los esfuerzos para llegar con acuerdos a la revisión del tratado, ha sido la gran tarea. Los encuentros con la contra parte norteamericana han sido numerosos, aunque, muy al estilo trumpiano, las pláticas mantienen un velo que no permite ver con claridad los avances.

Sin embargo, algo ha quedado claro, en estas últimas semanas. Con motivo de las consultas públicas convocadas por la Oficina del Representante Comercial de EUA (USTR, por sus siglas en inglés), como preámbulo para la renegociación del T-MEC, en 2026, organizaciones empresariales estadounidenses han expresado preocupación ante el incumplimiento, de nuestro país, a compromisos y acuerdos contenidos en el tratado vigente. Además, han solicitado al gobierno del Tío Sam, fortalecer en el tratado la protección a inversionistas. Los cambios a la Constitución, promovidos por el gobierno de México, los inquietan y no les dan confianza.

Y es que, entre los objetivos de la Cuarta Transformación, tanto en su primero, como en su segundo piso, acabar con el pasado neoliberal, era una prioridad. Para lograrlo, se realizaron, en fast track, reformas constitucionales que arrasaron con instituciones y alteraron circunstancias comprometidas en acuerdos suscritos en el T-MEC. Amparados en el escudo de la soberanía nacional, se aprobaron reformas sin medir consecuencias. Válido el argumento de la soberanía para realizarlos, salvo que no se tomó en cuenta que algunas de esas reformas violarían acuerdos del T-MEC. Esto no gustó a quienes, confiados en los principios universales del respeto al Estado de Derecho y la certeza jurídica, apostaron invertir en México. La soberanía no se discute, pero si la violación de acuerdos internacionales.

Por lo pronto, las quejas se han desbordado. Organismos norteamericanos como la Cámara de Comercio, la Business Roundtable, el Instituto del Petróleo, la Asociación de Energía Limpia, la Asociación de Refinadores de Combustibles y Petroquímicos, la Asociación de Tecnología del Consumidor, bueno, hasta los principales estudios de Hollywood, han expresado su preocupación ante la “politización” de la justicia en México, además de solicitar la protección de su gobierno para no ser víctimas de “caprichos políticos,” según lo han declarado.

Las quejas, preocupaciones y denuncias de los actores involucrados en el tratado, tendrán un peso, no menor, en las negociaciones para la revisión del T-MEC, en 2026. Entonces se valorará qué tanto valió la pena tomar decisiones unilaterales sin escuchar al socio.

Noviembre 22 de 2025

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