“No hay peor ciego que el que ya vio la realidad y decide volver a cerrar los ojos”
Por Carlos Mota Galván
Como era de suponerse la marcha del pasado sábado convocada originalmente por la “generación Z” tuvo eco en muchos sectores de la sociedad mexicana que unidos en un mismo hartazgo ante la violencia desenfrenada y la corrupción rampante institucionalizada que protegen y fomentan las autoridades de la “transformación”, desenmascaró el pretendido “buen gobierno” que padecemos.
El que minimizaran la afluencia (dicen que fueron solo 17 mil), es lo de menos, la imagen captada ese día llegó a todo México y dio la vuelta al mundo, e hizo que todo aquel que no pertenece a su movimiento partidista, comprobara por sí mismo lo nutrida que fue y el retroceso que la 4t vive, envolviéndolos en una caída libre en la que se han precipitado.
Esto no es sólo un discurso, sino que se puede constatar tanto por las estadísticas de empresas que siempre les han incomodando como también por sus otroras formas de medir su éxito como la global Morning Consult quien publicó que a solo un año de gestión de estar en los cuernos de la luna, la desaprobación de Sheinbaum casi se duplicó.
El discurso presidencial de descrédito, la pretendida injerencia de otros partidos políticos, de la derecha internacional y organismos empresariales, no hacen sino dejar en claro una cosa, cada día se desvinculan más de una realidad que es vista y padecida por todos e ignorada por ellos.
La brutalidad con que se desempeñaron sus cuerpos policiacos, sin por ello ignorar a los elementos que también sufrieron ataques, pero del llamado bloque negro, y del que curiosamente han omitido expresarse, invita a profundizar en el análisis del por qué si como habían dicho en el pasado saben quiénes son sus líderes, ¿por qué no los han detenido? ¿por qué sus huestes enardecidas prefirieron atacar a personas que reclamaban sí, pero que no representaban un riesgo para ellos? ¿por qué desproporcionalmente se quiere imputar delitos graves a los detenidos y entre ellos no existe ninguno perteneciente a este bloque negro?
Este gobierno está apostando, como lo hizo en el pasado Díaz Ordaz, a la represión para controlar el disgusto popular antes que buscar consensos y cumplir con el cometido al que juraron respetar de garantizar la seguridad de sus gobernados.
Claudia Sheinbaum se ha atrapado ella sola en sus palabras, ha perdido el control y como respuesta a todo cuestionamiento echa bravatas diciendo que nada los debilitará, que por más gritos que den, ella está más fuerte y nada le afectará, que las imágenes de la represión fueron hechas por IA, mientras sus adeptos ya no atinan a cómo defenderla, argumentando por ejemplo que la persona que ondeaba la bandera sí existió, pero que se cayó solito, y que ellos solo se ofrecieron a ayudarle.
La verdad, sin embargo, aunque tarda, es una y no cambia, el desmoronamiento de su partido está apareciendo con la misma prontitud con la que alcanzó el pináculo, la corrupción, la falta de proyectos viables, su colusión en muchos casos con grupos criminales y su total ineficiencia para administrar los bienes públicos hacen que los problemas se agudicen en vez de solucionarse.
La moneda de cambio que les permitió alcanzar otro periodo más al hacer de las dádivas su principal promotor, parece ya no ser suficiente para garantizarles la perpetuidad, el descontento expresado en las calles, la voracidad de sus “socios” y de muchos de sus integrantes, operan directamente contra sus anhelos, los duros al interior de Morena van ganando terreno, pero eso les hace también alejarse de las masas que en realidad nunca han aspirado a convertirse en otra Cuba o Venezuela, el ejemplo aportado por ambas naciones es más que preocupante.