Por Daniel Lee

Por favor, tenemos que hablar de esto. La frontera entre México y Estados Unidos se ha convertido en un corredor de rescates extremos, donde cada año cientos de migrantes mexicanos y latinoamericanos son recuperados con huesos rotos, delirando por golpe de calor o al borde de la hipotermia, abandonados por los traficantes que les prometieron llegar a Phoenix en tres horas con un solo bote de agua.
La crueldad es absoluta: siete días de caminata bajo soles de 45 grados o noches a nueve bajo cero, sin agua, sin comida, sin ropa adecuada. Y aun así caminan, impulsados por la desesperación que en México nadie quiere mirar.
Los agentes de AMO, BORSTAR y cuerpos de emergencia —muchos con formación militar— se han convertido en la última línea entre la vida y la muerte:
helicópteros que aterrizan en barrancos, luces infrarrojas buscando cuerpos inmóviles, migrantes llorando porque llevan días perdidos.
Una mujer encendió un fuego diminuto para no morir congelada; un padre buscó ayuda sin saber si volvería a encontrar a su esposa y a su hijo, perdidos en el mismo desierto que traga familias enteras.
Ésta es la realidad de la migración mexicana en 2025: rescate aéreo, búsqueda nocturna, deshidratación terminal, mentiras criminales de coyotes y un Gobierno estadounidense que, en plena administración Trump II, cerró todos los canales legales de ingreso, incluyendo CBP One, empujando aún más a los migrantes hacia rutas mortales.
Mientras tanto, en México, y en particular en Guanajuato -uno de los estados con mayor población migrante del país-, la respuesta institucional no solo es insuficiente: es insultante.
Y hay que decirlo. Una diputada ausente mientras se muere su gente
Los números no mienten:
La diputada de Morena Hades Berenice Aguilar Castillo, presidenta de la Comisión de Atención al Migrante desde 2021, ha mantenido uno de los niveles de productividad más bajos de toda la LXV Legislatura:
- Tres años.
- Tres dictámenes.
- Y todos de ella misma.
- Y todos menores.
- Sin políticas públicas nuevas.
- Sin marcos amplios de protección.
- Sin visión de Estado.
- Sin tocar un solo problema estructural.
La comisión que preside solo celebró 16 reuniones en casi tres años, recibió 7 iniciativas, dictaminó 3 y dejó 4 puntos de acuerdo congelados, incluidos dos que ella misma firmó sobre jornaleros indígenas y familias migrantes en León.
Mientras en Arizona rescatan a migrantes que han delirado por falta de agua, en Guanajuato la diputada encargada de atenderlos no ha logrado producir ni una sola reforma de fondo.
Mientras helicópteros buscan niños perdidos entre cactus, la comisión legislativa sigue operando como si la crisis no existiera. Los coyotes abandonan cuerpos en el desierto, y la legisladora abandona iniciativas en su escritorio.
Todo esto en un estado que depende de las remesas, que expulsa mano de obra, que recibe familias retornadas sin programas integrales, y donde la violencia, la precariedad y la falta de oportunidades siguen empujando a miles a arriesgar la vida.
EL CONTRASTE QUE AVERGÜENZA
La tragedia es internacional, pero la responsabilidad es local. Y en Guanajuato, la comisión presidida por Aguilar Castillo ha sido, en los hechos, un órgano decorativo. No ha construido puentes, ni sistemas de atención, ni diagnósticos de retorno, ni protocolos contra desaparición de migrantes, ni mecanismos de apoyo consular. Nada.
La agenda migratoria del estado está técnicamente abandonada.
Y la pregunta es inevitable:
¿Cómo puede un estado con cientos de familias marcadas por el desierto tener una comisión migrante que no migra hacia ninguna parte?
CUANDO EL DESIERTO ES MÁS HUMANO QUE EL CONGRESO
Los rescatistas estadounidenses —con todas sus contradicciones— muestran más sentido de urgencia que los legisladores que dicen defender a los migrantes desde la comodidad del aire acondicionado en Guanajuato.
Los agentes cumplen una misión que ellos mismos definen como algo más que un trabajo: Salvar vidas.
La diputada, en cambio, no ha demostrado ni voluntad, ni visión, ni trabajo. Mientras los migrantes luchan por sobrevivir, la titular de la comisión encargada de protegerlos lucha por mantener la mínima apariencia de actividad.
EL LLAMADO
Si Guanajuato quiere tomarse en serio su responsabilidad histórica con su diáspora, no puede seguir tolerando una Comisión de Atención al Migrante que produce menos iniciativas que los rescates que una sola tripulación aérea realiza en un mes, porque mientras el Congreso se excusa, el desierto no espera. Y los migrantes tampoco. Así las cosas.. Lo tenía que decir…
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