Por Sarah C. Silva Farias
A mediados de la década de los 90, John Fitzgerald Kennedy Jr, hijo del aclamado presidente JFK, decide crear la revista política GEORGE. El anunció de su publicación, marcó el comienzo de una de las publicaciones gráficas más importantes y disruptivas del último siglo. Su revelación viene después de una ola de especulaciones que sugerían que John se postularía para la alcaldía de Nueva York para el periodo de 1995, sin embargo, no ocurrió así. El día del lanzamiento de la revista, durante la conferencia de prensa, fue altamente cuestionado del porqué crear una revista en lugar de postularse para un cargo público, dado el tono tradicional ocupacional de los Kennedy, ante esto le contesto, que la política se encuentra y se trabaja en todos lados, no solo a través de un cargo e hice este lanzamiento para probar justamente eso.
La revista fue lanzada con una visión que buscaba escandalizar y radicalizar completamente la imagen política, con el fin de atraer al público joven a la participación política y a abrir las conversaciones difíciles, además, reconoció el auge del desinterés cívico que podíamos ver en el aire durante el periodo de Clinton. La cercanía con el cambio del milenio trajo consigo un cambio cultural interesante, la información
comenzaba a consumirse en distintos medios, la cultura pop se convirtió en la manera de comunicación más grande y aceptada por los jóvenes, la identidad del ser americano se convertía en un estorbo más que un factor del cual uno estaba orgulloso. La política americana estaba muy lejos de este lenguaje y de esa presencia visual, algo que se vio reflejado en las elecciones presidenciales de 1996, donde solo 32% de los jóvenes participaron como votantes, quienes no lo hicieron, indican que la política no solo era
aburrida, sino que también era violenta y percibida para círculos de la clase alta americana.
“George doesn’t just cover politics, it celebrates it.”
George contaba con dos conceptos fundamentales que le permitían ser una editorial revolucionaria; lenguaje y acceso, lograba aportar un contenido alejado de lo tecnocrático, en un formato de perfiles fáciles de leer visualmente y piezas que narran a la política como parte del estilo de vida cosmopolita, que en una metrópoli como Nueva York, todos querían acceder. Fue así como comenzó a convertir esas conversaciones difíciles y polarizadas a un elemento parte de y no aislado de la cultura pop que se
consumía todos los días. Impulsó ampliamente el compromiso cívico, explicando muy bien, que este compromiso se podía experimentar en todas las cotidianidades vividas por el americano promedio, y no se necesitaba estar en la élite para poder ser parte de un cambio significativo e ideológico ante todo lo que estaba mal con Estados Unidos.
El éxito que tuvo George fue la rapidez con la cual logró cautivar a su público objetivo, y el responsable: JFK JR, una celebridad y figura cultural que contaba con un capital simbólico muy fuerte, que lo hacía ser bien recibido por la sociedad contemporánea, en un contexto donde la gente percibía a los líderes como cínicos y desangelados, él representaba una versión romántica y limpia del servicio público, lo que le ganó, lo más importante para ser escuchado; legitimidad. Como mencioné antes, se esperaba que abordará la política desde un cargo político, muchos inclusive pensaban que sería presidente algún día, sin embargo, el simple hecho rebelde y un poco irreverente para un Kennedy, de abordar la política y participar dentro de ella sin un cargo jerárquico y aun así lograr tener una participación relevante, que generaba cambios sociales e ideológicos, hizo que todos decidieron escuchar lo que tenía para ofrecer. John representaba la estética del cambio, iba a trabajar en bicicleta, salía todos los días a pasear a su perro, se rehusaba a tener seguridad privada y vivía en un apartamento bastante común en Tribeca, Nueva York, lo que le daba la imagen de un líder auténtico, alcanzable e identifiable.
Hasta este momento de la historia editorial el universo político y el diseño editorial habitaban en extremos opuestos que no se relacionaban entre sí, la política era percibida como monocroma y el diseño era visto como parte del consumo y la aspiración. George, con su lenguaje contemporáneo, logró juntar a ambos, no como polos opuestos, sino como aliados ideológicos. Ofrecía un manifiesto visual que nos
hablaba de un movimiento cultural muy marcado de la década de los noventa. Su primera publicación, incluía a Cindy Crawford, ícono de la moda, en ropa provocadora personificada del presidente George Washington, fotografía por Herb Ritts, esta iconología contaba la historia de una manera vigente, un icono de la moda y sensualidad femenina tomando la forma de una figura tradicional, masculina y
fundacional de la nación; era una provocación directa, y al mismo tiempo una tesis del diseño, gritándole al mundo que la politica tambien podia ser pasional y sexy.
Y fue así como Kennedy Jr, comenzó a transformar la simbología política de uno de los países más patrióticos y conservadores del mundo, descifrando el código y tomando la decisión de convertir el tópico de la política en una trascendencia aspiracional, dejando que fuera un tema abierto, parte de la realidad de todos, y no solo una discusión reservada para los pasillos del congreso. Cambió la manera en la que se comenzaron a digerir los temas intimidantes, y se convirtieron en discusiones accesibles y cotidianas, tal como, JFK jr. buscaba ser percibido de esa misma manera.
Para mi George, fue pionero en muchas cosas hablando de diseño editorial, sin embargo, donde creo que es clave de hablar de su innovación fue el hecho de que logró personalizar lo político como una marca, no solo vendible, pero transformable.
Con la ayuda del diseño, George trató a la política como un producto maleable, capaz de adaptarse al gusto del consumidor, sus características portadas editoriales controversiales funcionaban como un empaque de producto en donde el color, imagen y composición gráfica definen la personalidad política expuesta en esa edición, sin tener que mencionar exactamente cuál era el contenido, lo que logro que los lectores generan una relación de marca con la revista, y les permitió internalizar la política, no solo como información, sino como una identidad consumible y reconocible, que fuera cercana y divertida hablando de temas demasiado complejos.
JFK como pionero de la editorial, mostró al mundo una visión clara de que la política como concepto puede poseer una narrativa visual propia, construir personajes políticos reconocibles y consistentes, que no necesariamente tenían que tener cargos políticos o vigencia temporal para obtener relevancia, creando también, un sentimiento de diversidad de pensamiento, que permite vender los mismos conceptos de idealismo americano, pero con diferentes discursos y diferentes figuras que diversificaran la
opinión pública. John logró mezclar historia, celebridad y aspiración, creando un símbolo de la cultura pop que hoy sigue vigente y se mantiene atemporal ante la realidad de la relación de política y cotidianidad que cada vez vemos más presente en las generaciones contemporáneas, mostrándonos que la política no es algo lejos de nuestro estilo de vida, sino que, es algo tangible, atractivo y reconocible.
*sarsilva5@gmail.com
La autora, Sarah Silva de 23 años de edad, estudiante de diseño industrial en la Universidad Iberoamericana, explora la relación compleja pero importante del diseño con los temas cotidianos que rigen la vida contemporánea, su visión abierta e inclusiva del mundo le permite encontrar un enfoque poco común a los conceptos que tanto consumimos en la vida diaria.