noviembre 01, 2025

Del veto de EE UU a la falta de pasajeros: el incierto rumbo del AIFA a tres años de su despegue

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Información de Karina Suárez, publicada en elpais.com/mexico/

La terminal aérea, que costó 75.000 millones de pesos, opera a la tercera parte de su capacidad, lastrada por problemas de conectividad y oferta de vuelos.

En el área de salidas internacionales del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) una docena de mostradores permanecen vacíos, sin operar. El silencio de la zona se rompe con las risas de tres niños que han hecho de este lugar su patio de juegos; van y vienen por los amplios y lustrosos pasillos a los grandes ventanales de la terminal. A unos pasos, los observa su padre, Alexis Rodríguez. Él y su familia abordarán por la noche un vuelo rumbo a Caracas, Venezuela. “El problema es un poco llegar acá, pero pagamos 400 pesos con un Didi y ya aquí todo funciona bien. Además, acá los pasajes son más accesibles, nuestro vuelo de vuelta nos salió en 5.000 pesos”, comenta el hombre originario del Estado de Bolívar.

El AIFA, construido en los terrenos de la antigua base militar de Santa Lucía, echó el vuelo en marzo de 2022 bajo la promesa de que se convertiría en una alternativa para descongestionar el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM), a unos 45 kilómetros de distancia. En ese entonces, el AICM recibía más de 36 millones de pasajeros anuales, sin embargo, a más de tres años de distancia, el ritmo de crecimiento de pasajeros en el AICM sigue al alza. Al cierre del año pasado superó los 45 millones de visitantes, lo que ha supuesto un desafío operativo tanto en las pistas como en las salas de espera, repletas de pasajeros.

Por el contrario, en el AIFA lo que sobra es espacio. El aeropuerto situado en Zumpango, Estado de México, opera actualmente a la tercera parte de su capacidad. Aunque en sus más de 3.000 hectáreas de extensión pueden recibir hasta 20 millones de pasajeros por año, al cierre de 2024 solo atendieron a 6,3 millones de viajeros. El despegue del AIFA ha sido más lento de lo esperado. Los usuarios reconocen que, aunque es muy moderno y nuevo, es aún muy difícil el traslado con todo y maletas si no cuentas con un auto particular o pagas un taxi o carro de aplicación. “El aeropuerto como tal está bien, lo único malo que tiene es que no hay cómo tener el acceso público para llegar aquí. Y si no tienes carro, ya valiste”, comenta Lucía Romero, quien espera en uno de los vestíbulos principales y luminosos a un familiar.

Desde su planeación, la falta de conectividad ha sido uno de los reproches recurrentes contra el AIFA. Enclavado en Zumpango, a unos 45 kilómetros de la capital del país, los usuarios provenientes de Ciudad de México deben hacer un trayecto en coche de más de una hora para llegar a la terminal. Para resolver este problema, desde el sexenio pasado está en construcción un tren suburbano, a través del cual se promete una conexión de 39 minutos de Ciudad de México al aeródromo. Sin embargo, los problemas en su edificación han implicado un retraso de años.

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