
Por Miguel Tirado Rasso
mitirasso@yahoo.com.mx
Al grito de no somos iguales, buscaron
despacharse con la cuchara grande,
para resolver, en definitiva,
su situación patrimonial.

La forma es fondo. Al estilo de los mejores momentos del ahora alicaído Partido Revolucionario Institucional (PRI), la 4T celebró el primer año de gobierno de la primera Presidenta, con A, en la historia de nuestro país. Un indiscutible músculo popular, conformado por no pocos acarreados, que nos recuerdan las grandes concentraciones del presidencialismo histórico, el de los tiempos del PRI y sus antecesores el PNR y el PRM, llenaron a plenitud el zócalo capitalino.
Nada nuevo en la forma. Aportaciones de contingentes humanos de gobernadores ansiosos de quedar bien con la titular del Ejecutivo, y de organizaciones sindicales, otrora priistas, ahora acomodados en la Cuarta Transformación, por el bien de su sobrevivencia. Todo un espectáculo propagandístico para el que la austeridad republicana no aplica.
A diferencia del “ritual” que rodeaba al informe presidencial, que se conocía como el día del Presidente, la jefa del Ejecutivo, Claudia Sheinbaum, decidió multiplicar los días de la Presidenta, a través de un recorrido por todo el país, replicando su informe de gobierno, en cada entidad federativa, en una versión de rendición de cuentas, según la denominó la propia Mandataria. Con su presentación en el Zócalo de la CDMX, concluyó su periplo. Una gira conveniente y necesaria para fortalecer su liderazgo y posicionamiento político, tras un primer año de gobierno más complicado de lo usual por su circunstancia, una vecindad tóxica, herencias y legados malditos y la inevitable sombra de su antecesor.
A la Mandataria no parecen preocuparle las críticas en el sentido de que su joven gobierno no muestre personalidad propia. De que, si bien, queda clara la intención de continuidad, poco ha sido lo que ha aportado en adición a esa continuidad. Que prácticamente está siguiendo un estilo de gobernar heredado. Que no quiere o no se atreve, a tomar decisiones que pudieran incomodar al señor de Palenque. Esto, a pesar de que las circunstancias la están obligando a definir su posición, por el bien del país y su gobierno, aunque esto pudiera no ser del agrado de su antecesor.
Claudia Sheinbaum prefiere poner muy en claro su lealtad y admiración por el tabasqueño, a quien le dedica los primeros párrafos de su informe. “Vivimos un momento histórico.” Afirma. “Nuestro país transita por un camino de justicia social, de dignidad y de garantía de derechos sociales, libertad, democracia y soberanía. No es un logro menor ni pasajero; es el fruto de lucha pacífica, de organización, de resistencia, y es también la herencia de un hombre honesto y profundamente comprometido con su pueblo: el presidente Andrés Manuel López Obrador.”
Y más adelante, enfatiza “Andrés Manuel López Obrador fue, es y será siempre ejemplo de honradez, de austeridad, y de profundo amor a México.”
Quizás sea cierto, pero, por los nubarrones ocurridos durante el gobierno pasado, pareciera necesario insistir en la honestidad y austeridad del patriarca de Morena. Diferenciarlo y separarlo de algunos personajes que lo acompañaron en su gobierno, cuyo comportamiento, de acuerdo a investigaciones internas (locales) y externas (extra fronteras), dejó mucho que desear. Malos pasos, de los que, supuestamente, nunca se enteró.
Porque estos personajes, lejos de asumir los principios moralistas morenistas de no robar, no mentir y no traicionar al pueblo, resultaron ser peor que los de los gobiernos neoliberales. Al grito de no somos iguales, buscaron despacharse con la cuchara grande, para resolver, en definitiva, su situación patrimonial. La de ellos y la de varias de sus generaciones futuras.
Las herencias y legados, a los que nos referíamos, no le han permitido a la Presidenta gobernar con soltura. Ha tenido que sortear las “distracciones” de sus líderes en el Congreso. En particular, en el caso del senador Adán Augusto López que, abusando de su ”hermandad” afectiva, política y, tal vez, hasta productiva con el patriarca, ha sido el más rebelde a la disciplina presidencialista. Pero también están los compromisos económicos de las multimillonarias obras faraónicas inconclusas, que han resultado ser barriles sin fondo. El compromiso de concluirlas implica una distracción de recursos criminal, que quitan el sueño de cualquier programa de gobierno.
Lamentable que la primera Mandataria no hubiera incluido en su discurso de aniversario de gobierno, los avances en el tema que todos aplaudimos y, sin duda, ha fortalecido su popularidad, el combate a la corrupción. Las investigaciones sobre el huachicol fiscal, involucran a muchos personajes de alto nivel, amparados por fuero, respaldo político o protección familiar. Un gran muro que tendrá que derribar, si quiere que su paso por la presidencia haga historia.
Octubre 9 de 2025