
Quien tiene un amigo, tiene un tesoro
Por Carlos Mota Galván
Son muy contadas las veces en se puede conseguir una oferta como la que el gobierno de la cuarta transformación ofreció a aquellos de los suyos que estaban interesados en ocupar una de las vacantes a una plaza de juez o magistrado del nuevo Poder Judicial en el país, el INE, aunque dividido, aceptó, por el fallo que emitieron, que aún a pesar de la transa, la elección es legal y solo se aplicaran algunas multas para quienes haciendo chapuza, aparecieron en los tristemente famosos acordeones.
Las multas, aunque de risa, y hasta con rebajas, dependiendo de su “capacidad económica”, van, en el caso de ministros, desde los 39 mil que se aplicaron al próximo presidente de la Suprema Corte de Justicia, Hugo Aguilar Ortíz, hasta los 127 mil para Loretta Ortíz Ahlf, pasando por 95 mil para Yazmín Esquivel Mossa, o los 44 mil con que fue sancionada Lenia Batres Guadarrama, por citar algunos ejemplos.
Respecto a quienes serán jueces, el negocio tampoco les resultó nada malo, entraron a la elección sin requerir necesariamente experiencia en juzgados, sin hacer exámenes apareciendo en acordeones y solo tendrán que pagar una lanita de multa, que equivaldría más o menos a su primer sueldo, y después a disfrutar de la beca.
La resolución dictada por el Instituto Nacional Electoral resulta preocupante por varias razones: 1. con las sanciones, acepta tácitamente que existieron irregularidades suficientes que pusieron en ventaja a quienes aparecieron en las listas de los acordeones, en contra de sus opositores. 2. El instituto que fue garante de la transparencia electoral en nuestro país y que alcanzó prestigio internacional, faltó a sus principios al favorecer a quienes hicieron trampa y ahora serán aquellos, quienes cayeron en la ilegalidad, quienes juzguen la legalidad en México.
Eso sí, como para lavarse un poco la cara, el pleno del organismo ordenó tajante se sigan las investigaciones para saber quién es el autor de esta estrategia tan desaseada, que si no fuera por las instituciones cooptadas que han tratado de legitimar lo ilegítimo, hubieran sido declaradas como unas elecciones fraudulentas, y así sancionarlos, es decir, aquellos que ahora llegan en el desprestigio, y que han sido beneficiarios con una plaza, ahora serán quienes juzguen a sus benefactores, de risa loca.
Para los optimistas, si es que aún queda alguno, hay una última esperanza, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), si, ese que preside Mónica Soto, será quien defina si hubo irregularidades o no por parte de los “vencedores”, pretendidas nuevas aves fenix, al estar incluidos en las listas, guías, acordeones, o como prefiera llamarlos, que usaron para votar los “ciudadanos libres”, y así validar o no la elección del primero de junio. Sin duda, una gran noticia ¿no?.
Si bien la impartición de justicia en México dejaba todavía mucho que desear, ahora todo se sale de control con la corrupción desenfrenada en todos los terrenos, la colusión con el crimen organizado en aumento, y ahora que han tirado por la borda la capacitación y la meritocracia mediante la preparación académica y laboral, el panorama luce desastroso por más que nos lo quieran presentar con flores y colores agradables.
Los otros datos chocan aquí frontalmente con la realidad, para colmo, estamos enseñando a las próximas generaciones que hacer trampa es congruente con los principios sociales, una versión moderna de aquella lamentable frase de Carlos Hank González de que “un político pobre, es un pobre político”, ahora, con otros personajes, seguimos caminando para atrás y hablamos de lo mismo.
¿No que ellos eran diferentes”.