julio 20, 2025

Contagio reputacional. Cuando la crisis de uno daña a otros

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En tiempos de desconfianza, el rumor puede más que los hechos, y la sospecha basta para contaminar.

Antonio Ocaranza Fernández

@aocaranza

Contagio reputacional. Cuando la crisis de uno daña a otros
Hoy, actuar bien ya no es suficiente. En tiempos de linchamiento digital, justicia mediática y polarización política, cualquiera puede ser culpable por cercanía, señala Antonio Ocaranza Fernández. (iStock)

En los últimos meses, las crisis que enfrentan empresas o actores políticos en México han abierto espacios de incertidumbre que otros aprovechan con rapidez. En un contexto polarizado, marcado por la opacidad y la competencia feroz, basta una señal de vulnerabilidad para que terceros la utilicen como excusa para filtrar información, insinuar vínculos o propagar rumores.

Aunque no existan pruebas, el daño se instala. Porque en tiempos de desconfianza, el rumor puede más que los hechos, y la sospecha basta para contaminar.

Tres casos recientes lo ilustran con claridad:

1. La señal de Washington y el efecto dominó en el sistema financiero

La reciente designación del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de Intercam, CIBanco y Casa de Bolsa Vector como posibles canales de lavado de dinero activó una alarma legítima. Pero su impacto fue más amplio: en cuestión de horas, medios y redes comenzaron a especular sobre otras instituciones financieras que ni siquiera fueron mencionadas, pero que comparten perfil, sector o vínculos de negocio con las señaladas.

Incluso sectores adyacentes, como casinos o empresas de remesas, se vieron salpicados por el escándalo. La incertidumbre se vuelve marea: arrastra no solo a los culpables, sino también a los que están cerca.

2. Ovidio Guzmán: el testigo que amenaza con arrastrar a todos

La cooperación judicial de Ovidio Guzmán con autoridades estadounidenses ha desatado una tormenta de nombres y especulaciones. Aunque el proceso legal es confidencial y no hay declaraciones oficiales, han comenzado a circular listas y versiones sin sustento sólido. En este ambiente, cualquiera puede ser señalado.

Se instala así un clima en el que la posibilidad de ser mencionado basta para erosionar la reputación de políticos, empresarios o funcionarios, aun sin evidencia alguna.

3. Las visas y la lista negra invisible

La revocación de la visa estadounidense a la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, y a su esposo, abrió la puerta a especulaciones sobre otros actores políticos: gobernadores de Sonora y Sinaloa, alcaldes de Puerto Peñasco y Matamoros, incluso miembros del gabinete presidencial.

Nada ha sido confirmado, pero la sola insinuación de una “lista del Departamento de Estado” con nombres ligados al crimen organizado ha servido como combustible para filtraciones, insinuaciones y ataques. La duda, una vez sembrada, ya cumple su propósito.

Estos episodios comparten un patrón inquietante:

– Surgen en entornos de alta opacidad, donde la falta de información oficial deja espacio para versiones interesadas.

– Ocurren entre actores con conflictos latentes, lo que crea incentivos para que adversarios filtren, presionen o amplifiquen el escándalo.

– Operan en condiciones de asimetría, donde entidades como el gobierno de Estados Unidos pueden actuar unilateralmente, mientras los afectados carecen de herramientas para defenderse públicamente.

– Se amplifican en un ecosistema mediático que premia el escándalo, no la veracidad. En ese terreno, el que desmiente siempre llega tarde.

Así, la crisis de uno se convierte en excusa para atacar a muchos. En lugar de contenerse, el daño se multiplica y se dirige estratégicamente contra actores que nada tienen que ver con la causa original. La reputación se convierte en un blanco móvil, vulnerable no solo a errores propios, sino a las agendas de otros.

Hoy, actuar bien ya no es suficiente. En tiempos de linchamiento digital, justicia mediática y polarización política, cualquiera puede ser culpable por cercanía. Por eso, empresas y políticos deben prepararse para proteger su reputación como si cada día estuvieran en la línea de fuego.

Porque, en efecto, lo están.

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Nota del editor: Antonio Ocaranza Fernández es CEO de OCA Reputación. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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