
Por Daniel Lee Vargas
Mientras este viernes 4 de Julio, en el marco del Día de la Independencia d EU, el presidente Donald Trump celebró su autoproclamada “era dorada” con desfiles de bombarderos B-2 —los mismos utilizados para atacar Irán— y la firma de su proyecto presupuestal más agresivo, el gobierno de México se limita, una vez más, a enviar señales débiles y tardías.
La respuesta oficial: una nota diplomática que no solo llegará con retraso, sino que, además, apenas solicita que cualquier paisano migrante detenido e ingresado en el llamado Alligator» Alcatraz,, sea repatriado a nuestro país.
En otras palabras, México no exige respeto, no confronta la violencia institucional que se está gestando contra nuestros connacionales, ni pone sobre la mesa un reclamo firme contra la criminalización sistemática de la migración. Solo pide que los regresen, como si eso fuera solución.
El paquete presupuestal de Trump no es una pieza técnica. Es una declaración de guerra contra los migrantes, contra los pobres, contra las comunidades vulnerables y contra los principios básicos de justicia social. Con esta ley, Trump consolida recursos millonarios para la deportación masiva, perpetúa recortes fiscales que benefician exclusivamente a las élites, desmantela el acceso a la salud para millones de personas y deja a los más pobres al borde del colapso humanitario.
El golpe es inmediato. La maquinaria ya está en marcha. Mientras tanto, el gobierno mexicano sigue atrapado en su lenta danza diplomática, preparando una carta que llegará cuando los operativos migratorios están ya en plena ejecución y las cárceles privadas comiencen a llenarse con miles de mexicanos.
Solicitar la repatriación de nuestros migrantes detenidos no es suficiente. Es, en el mejor de los casos, un intento tibio por administrar el desastre, cuando lo que se requiere es evitarlo o enfrentarlo frontalmente. ¿Dónde está la defensa integral de nuestros connacionales? ¿Dónde están los equipos legales listos para intervenir? ¿Dónde está la presión internacional, la denuncia ante organismos multilaterales, la movilización diplomática real? ¿Dónde está la firmeza?,
Por cierto ¿Dónde está Tatiana Clouthier?, la gran ausente directora del Instituto de Mexicanos en el Exterior, un órgano desconcentrado de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
Pero ella no es el único caso de malas designaciones, sin experiencia alguna, ni perfeil necesario ahí estan en el Servicio Exterior Mexicano (SEM), para consulados clave en Estados Unidos, justo en plena crisis migratoria: Carlos Iriarte (exlíder priista, Estado de México) — Consulado en Boston, Marco Antonio Mena (exgobernador priista de Tlaxcala) — Consulado en San Francisco, Luis Rodríguez Bucio (general retirado, excomandante de la Guardia Nacional) — Dallas, Donají Alba (fundadora de Morena CDMX) — Neftalí Pérez (exfuncionario del programa “Jóvenes Construyendo el Futuro”) — San José, CA.
Estos nombramientos han sido criticados por diplomáticos de carrera como “una vergüenza”, debido a que priviliegiaron afinidad política sobre mérito profesional .
Qué decir… El gobierno mexicano parece más preocupado por no incomodar al inquilino de la Casa Blanca que por defender, de manera efectiva, a los millones de compatriotas que hoy están bajo amenaza directa.
Trump ya firmó su ley. Los deportadores ya tienen presupuesto. Los hospitales rurales ya tienen fecha de cierre. Las redes de protección social ya están desmanteladas. El tiempo de los comunicados y las notas diplomáticas está agotado.
México no puede seguir respondiendo con papel y tinta a golpes que exigen voz, acción y presencia.
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