
Quien siembra vientos, cosecha tempestades
Por Carlos Mota Galván
Los resultados de la pasada jornada electoral son contundentes, de 100 millones de personas con derecho a voto solo 13 millones lo hicieron, es decir el 87 por ciento del padrón se abstuvo de participar, para la estadística: solo 9.9 millones cumplieron a cabalidad con la tarea de copiar bien su acordeón, es decir cerca del 10 por ciento, el resto, 3.1 millones o bien fueron ciudadanos que no aceptando este ejercicio acudieron y anularon su voto, o quienes de plano ni a copiar atinaron.
Como quiera que haya sido, este ejercicio a todas luces más político que electoral, sirvió a quienes lo impulsaron para acabar con el único poder que aún daba sustento a nuestra democracia, lo que nos quedaba. A partir de ahora, no habrá más contrapesos que frenen sus “bien intencionadas” propuestas y ya se alistan como dijo su senadora, Margarita Valdez, a aferrarse al poder por todo el próximo milenio, vaya optimismo, ridículamente delirante.
En tanto, quienes serán los nuevos integrantes de la Corte, así como del Tribunal de Disciplina y prácticamente todos los jueces electos, abiertamente simpatizantes a la 4t, se muestran confiados en los resultados al saberse designados mucho antes del domingo (los acordeones así lo muestran), por lo que ni se inmutan ante la ola de críticas que califican a esta elección como fraudulenta, el sufragio, aunque reducido, lo saben, fue solo la oficialización de los caprichos y deseos de venganza de una persona que pese a su deteriorada imagen sigue moviendo los hilos del poder en nuestro país.
- En esta reforma no quisieron dejar nada a la deriva para continuar ejerciendo el poder, de hecho, hasta quienes, y en qué momento, ocuparían la presidencia, fue orquestado de antemano; el artículo 94 del Poder Judicial determina que la titularidad de la SCJ será rotatoria con una duración de dos años en el cargo, determinando que los candidatos que hayan obtenido más votos en el proceso sean quienes lo vayan desempeñando. Es decir, para el arranque del cargo, optaron lo ocupara alguien que además de leal tuviera una cercanía con nuestras raíces indígenas, alguien que simbólicamente fuera atractivo a sus votantes, Hugo Aguilar fue el afortunado y estará ahí hasta el 2027, aunque de administración de justicia no conozca nada.
Para sucederlo eligieron a Lenia Batres, autodenomina como “la ministra del pueblo” proveniente de una dinastía afín a la ideología de izquierda; hermana de Mati Batres, director del ISSSTE, y de Valentina Batres exdiputada local de la CDMEX, muy cercanos todos a Andrés Manuel, ella ocupará el cargo hasta agosto de 2029. Finalmente, la cereza del pastel decidieron entregarla a Yazmín Esquivel, si, la cuestionada y polémica magistrada, para ocupar el cargo de septiembre de 2029 al mismo mes de 2031, con lo que le tocará dirigir a este ahora apéndice del ejecutivo, en plena época electoral, así como en el cambio de gobierno.
Nada dejaron a expensas de la fortuna por eso era tan importante para el resultado final que los acordeones fueran entregados a sus militantes para que no solo ganaran, pues eso ya lo tenían garantizado desde el principio, sino que cada cual recibiera el lugar que les permitiera obtener el orden que buscaban. Es verdad que existe mucha molestia entre quienes idearon este operativo pues el número de votos fue inferior al que pretendían, su capacidad de intimidación (amenaza de retiro de dádivas) o de convocatoria, pudiera ser un aviso de que las cosas no son como ellos suponen y de que ese sueño de grandeza que viven empieza a ser atacado por la realidad que padecemos.
¿Todo está dicho? Reza un refrán: “del plato a la boca se cae la sopa”, en lo personal creo que todavía nos falta mucho más por presenciar.