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Miguel Tirado Rasso
mitirasso@yahoo.com.mx
Y Andy se ha puesto a trabajar,
porque el tiempo vuela y el proyecto
político de su padre tiene como,
acostumbra, un plan “A”, un plan “B”
y un plan “C”, en caso necesario.
El partido Morena ha tenido un crecimiento político que se podría considerar histórico, por el corto tiempo transcurrido entre la obtención de su registro como partido político nacional, en 2014, hasta convertirse en la primera fuerza política del país, en 2018, tras los resultados de las elecciones federales de junio de ese año. Solo le tomaron cuatro años y dos procesos electorales federales para lograrlo.
Si en 2015, apenas alcanzó una votación del 8 por ciento, cuarto lugar entre las fuerzas políticas participantes, en 2018 obtendría una votación del 53 por ciento, ubicándose como la primera fuerza política. La popularidad y el magnetismo de su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador resultó un verdadero tsunami electoral que prácticamente desapareció a la oposición.
Durante el sexenio de la 4T, bajo un gobierno con más rasgos absolutistas que democráticos, Morena fue mejorando su posicionamiento político al lograr triunfos en los procesos electorales para la renovación de gubernaturas. Al final del sexenio, Morena gobierna en 23 estados de la República, además de tener mayoría calificada en la Cámara de Diputados. En la de Senadores también la logró, aunque no en las urnas, sino cooptando senadores de otros partidos a cambio de ciertas prebendas. Como diría el clásico, haiga sido como haiga sido.
Disfrutando a pleno su control político, pero no pudiendo prolongar su permanencia en Palacio Nacional por la conclusión de su mandato, el ex presidente se permitió algunas libertades en los últimos momentos de su gobierno. Resultaba impensable que abandonara a la suerte política su proyecto de la 4T. Si bien, de manera informal le había entregado el bastón de mando a quien sería su sucesora y, en su momento, le transfirió el cargo del Ejecutivo, a la Presidenta, ciertamente, no le heredó el control del partido oficial ni le permitió decidir sobre algunos nombramientos estratégicos, como el de los líderes de las cámaras del Congreso, entre otros.
Y es que resultaba difícil imaginar que el de Macuspana, de un día para otro, renunciara a la política nacional, cuando quedaba pendiente la construcción de un segundo piso de su Cuarta Transformación, lo que esto signifique. Así que, previsor, ante la imposibilidad de estar presente, se aseguró que gente de su confianza (90 por ciento de lealtad) se encargue de que su proyecto continúe en los términos que él disponga. En el caso de Morena, el tabasqueño “sugirió” los nombres de quienes deberían ocupar la dirigencia del partido. Uno de ellos, el orgullo de su nepotismo, como diría en su tiempo el Presidente José López Portillo, Andrés Manuel López Beltrán, Andy, como se le conoce.
Y Andy se ha puesto a trabajar, porque el tiempo vuela y el proyecto político de su padre tiene como acostumbra, un plan “A”, un plan “B” y un plan “C”, en caso necesario. Todos enfilados hacia un mismo objetivo que, por el momento, no conviene darlo a conocer porque rompería la unidad de los morenistas, que, de por sí, no es muy sólida. Así que, por lo pronto Andy se ha echado a cuestas la tarea de fortalecer a Morena a través de una campaña para afiliar 10 millones de personas que simpaticen con la 4T.
Con ese pretexto, perdón, objetivo, el heredero viaja por todo el país repartiendo credenciales entre líderes locales, gobernadores, sindicatos y personajes de la política, en lo que parece más una campaña promocional por las fotos que a diario se publican en la prensa nacional con Andy, como figura central y diversos personajes de la clase política.
En la prisa por aumentar la militancia, el CEN del partido, léase Andy, emitió una instrucción para que se afilie a todos los liderazgos que militaron en otros partidos, sin distinción y sin pasar por filtro alguno. Algo que a muchos no cayó muy bien, como a la gobernadora de Veracruz y su colega de Oaxaca, que de plano pidieron la cancelación de la afiliación de dos personajes, uno del PAN y otro del PRI, por no “representar ni contar con los postulados del movimiento de regeneración”. Ante el riesgo de que se produzca una fractura interna, el tema se turnó, para su resolución, a la Comisión de Honor y Justicia del partido.
Y de verdad, convendría que el hijo heredero controle sus ansias por fortalecer al partido y se analicen bien los casos de afiliación. No vaya a ser que el día de mañana se publiquen fotos de nuevas afiliaciones de personajes poco recomendables, por sus nexos con el bajo mundo. Solo hay que ver todas las fotos que recientemente han salido a la luz pública, de morenistas distinguidos compartiendo con abogados del crimen organizado, según su propia confesión.
Febrero 27 de 2025